LA HISTORIA DEL CAMINO FRANCÉS A TRAVÉS DE SUS ALBERGUES MÁS PINTORESCOS

Hay decenas de opciones y en todos ellos el peregrino es acogido con los brazos abiertos para descansar y reponerse de la fatiga. Algunos, además, tienen una historia singular…

 

 

 

 

El albergue es parte esencial del Camino de Santiago. No ya como espacio de descanso donde el peregrino exhausto puede guarecerse y pasar la noche, sino como punto de reunión, un lugar donde compartir historias, consejos, vivencias y conocer a personas fascinantes que, pregunta a quién quieras, conservan su amistad para toda la vida.

 

 

Antes de afrontar el duro ascenso a O Cebreiro, en Villafranca del Bierzo espera el albergue Ave Fénix. Inaugurado en 1992 y reformado en 2006, se trata de un albergue rústico construido con la ayuda de los propios peregrinos en piedra, arcilla y con artesonados de madera, es decir, al estilo medieval. Lo que más llama la atención no es el valor histórico del albergue en sí, sino que los peregrinos han contribuido a su edificación, movidos por ese espíritu de hermandad y de cooperación que les invade. Su ubicación es excelente, ya que se sitúa junto a la Puerta del Perdón de la Iglesia de Santiago. Es el único templo del Camino de Santiago donde los peregrinos pueden obtener la indulgencia plenaria. El Jubileo se concede a quienes no pueden completar la ruta hasta la capital gallega por motivos de enfermedad.

 

Más adelante, en Sarria, muchos fatigados peregrinos llaman a la puerta de ‘El Bordón de la casa Batallón’. Es el único de la localidad que ofrece cama a precio de donativo. Cada noche se organiza una cena comunitaria para hacer piña entre los peregrinos y también es por un donativo. El dueño del albergue, José Luis, ha sido uno de los mayores percusores del Camino de Santiago Francés en la década de los 80. Su empeño y dedicación está recogido de algún modo en un curioso museo de antigüedades sobre el Camino, muy visitado y apreciado por los peregrinos.

 

 

A medida que el Camino avanza, los pies empiezan a pesar un poco más. En Portomarín aguarda el Albergue Pensión Manuel. Está regentado por una familia que abre las puertas de su casa a todos los viajeros y los acoge como a uno de los suyos. La calidez, la cercanía y el cariño, conquista a los peregrinos que, aunque cansados, están deseosos de escuchar las anécdotas e historias de una familia que vive y transmite con pasión el Camino.

 

 

En Palas de Rei, con la ciudad del Apóstol ya más cerca, el ánimo no decae y tampoco lo hacen las historias y testimonios de una travesía formidable. Aquí, muchos son los que acuden a ‘A Casina di Marcello’. La historia personal de este hospitalero, como la de muchos otros, nace del amor por el Camino, por todo lo que simboliza y ejemplifica perfectamente como muchos peregrinos se convierten en hospitaleros. Las cenas comunitarias italianas que cocina para sus huéspedes son famosas en el Camino. Ese ambiente familiar hace que sea un albergue perfecto para conocer a otros peregrinos y hablar con ellos y con Marcello sobre el Camino y sobre la vida.

 

 

Son muchos los albergues, pensiones y posadas a lo largo de este apasionante recorrido. Cada uno tiene su pequeña historia, sus detalles y sus anécdotas. En todos ellos el peregrino suma experiencias y crece como persona. En todos ellos se respira amor por el Camino de Santiago. En todos ellos, la próxima anécdota la pones tú…

 

 

 

Nace un proyecto histórico. Un proyecto que queremos contarte despacio, para que cale bien hondo y no olvides nunca. De entre el extensísimo Camino de Santiago Francés, que recorre todo el norte de España, queremos contarte una experiencia única, diferente. Queremos que descubras el Camino de Santiago Francés de Galicia. La Mancomunidad de Pueblos Gallegos del Camino Francés, en alianza con cuatro ayuntamientos de la provincia de León, quieren crear un relato unificado que te sobrecoja y te enamore. Un relato que hable de la naturaleza, de los paisajes, de la gastronomía, su patrimonio… de sus gentes. El Camino de Santiago Francés de Galicia condensa todo lo que un peregrino espera encontrar en su itinerario a través de 15 pueblos que viven y sienten este camino, esperando al viajero cansado con los brazos abiertos… Permanece atento, porque esta historia que te contamos, dará mucho que hablar…

 

 

 

 

Más información: www.caminofrances.org

 

EL CASTILLO CORDOBÉS QUE ALBERGÓ COMO PRISIONERO AL GRAN CAPITÁN

El castillo de Baena te trasladará a una época de traiciones y batallas, de amoríos imposibles y singulares hazañas. Su historia sigue oculta entre los restos de su glorioso pasado, esperando la llegada de quien desee encontrarla.

 

 

 

 

En el corazón de la provincia de Córdoba, la villa de Baena se alza como testigo de siglos de historia, donde las huellas de un pasado árabe, medieval y renacentista se entrelazan en su majestuoso castillo. Este recinto fortificado, con origen en el siglo IX, no solo define el paisaje de la ciudad, sino que relata episodios fascinantes de la Península Ibérica. Hoy, recorrer sus muros y patios es viajar a través del tiempo y sumergirse en las intrigas y esplendores de épocas pasadas.

 

 

La historia de Baena comienza en un hisn árabe conocido como Bayyana, una fortificación estratégica mencionada por primera vez en el contexto de la rebelión muladí de Umar ibn Hafsun. En el año 890 d.C., el emir Abd Allah instaló un cuerpo de caballería en su alcazaba, transformando Bayyana en una medina floreciente y desplazando la capital de la cora de Cabra a este enclave. Durante el periodo califal, Baena experimentó un próspero desarrollo, aunque los saqueos beréberes tras la caída del Califato interrumpieron su apogeo.

El paso de los almohades y almorávides dejó su huella en Baena, tanto en sus batallas como en su arquitectura. La arqueología ha sacado a la luz vestigios constructivos de esta época, evocando los enfrentamientos de 1165 junto al río Marbella. Estos muros, que hoy contemplan el horizonte, fueron testigos de siglos de cambios, adaptándose a las necesidades y estilos de cada nuevo ocupante.

En 1241, Baena pasó a manos cristianas sin apenas resistencia, marcando el inicio de una nueva etapa. Durante el siglo XIV, en medio de conflictos continuos, el recinto fortificado fue reconstruido para garantizar la seguridad. Pero no fue hasta el siglo XVI cuando el castillo comenzó a transformarse en un palacio renacentista bajo la mano del III Conde de Cabra, Diego Fernández de Córdoba.

Este proceso de renovación incluyó la apertura de vanos y puertas en los hasta entonces impenetrables muros, así como la construcción de patios porticados y estancias domésticas que conjugaban la funcionalidad militar con la elegancia de la nobleza.

El castillo no solo fue una residencia nobiliaria, sino también un lugar de hospitalidad para figuras ilustres. En sus estancias se alojaron personajes como Enrique IV, Isabel la Católica y el Rey Católico, quienes encontraron en Baena un refugio durante los tiempos convulsos de la guerra de Granada. Incluso el Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba, vivió aquí como prisionero en 1473, añadiendo una nota de dramatismo a su historia.

El esplendor del castillo alcanzó su culmen en el siglo XVI, cuando Felipe II convirtió el estado de Baena en ducado. Esta transición marcó un punto culminante en la evolución de la fortaleza, consolidándola como un símbolo de poder y prestigio.

Caminar por el castillo de Baena es explorar un lugar donde las piedras cuentan historias de resistencia, transformación y grandeza. Desde las robustas murallas árabes hasta los elegantes patios renacentistas, este enclave invita a los amantes de la historia, la arquitectura y la cultura a redescubrir los secretos de una villa que nunca dejó de reinventarse.

Baena no solo es una parada imprescindible para los curiosos del pasado, sino también una invitación a contemplar cómo el tiempo y las civilizaciones han esculpido un lugar donde la memoria se funde con la belleza.

Las visitas a este castillo se pueden realizar por las mañanas de martes a domingo y festivos 10:00 a 14:00 y las tardes de jueves a sábado de 16:30 a 18:30.

 

 

 

Más información enhttps://baenaturismo.com/

www.baena.es

LA MAGIA DE LA NAVIDAD CON FIGURAS DE GRAN TAMAÑO

Del 13 al 30 de diciembre en la Sala Villaseñor de la Casa de Cultura,  la magia de la Navidad llega a Torrelodones con una maravillosa exposición de belenes

 

 

El plan perfecto para estas Navidades está en Torrelodones. Este municipio cerca de la capital madrileña os ofrece una alternativa ideal del 13 al 30 de diciembre, con la exposición “La Magia de la Navidad” ubicada en la Sala Villaseñor de la Casa de la Cultura. Allí, las figuras de gran tamaño moldeadas por Enrique Villagrasa os sorprenderán por sus detalles, como piezas únicas.

 

Este año la navidad en Torrelodones promete ser especial, ya que además de los millones de planes que propone el municipio podréis vivir una experiencia única del 13 al 30 de diciembre, en la Sala Villaseñor de la Casa de la Cultura. Este espacio se convertirá en el epicentro de la magia navideña con una exposición de belenes.

 

 

Bajo el título “La Magia de la Navidad” los visitantes podrán descubrir un espectacular belén de estilo árabe y oriental, inspirado en las pinturas del siglo XIX. Sus figuras son verdaderas obras de arte creadas por el artista valenciano Enrique Villagrasa, quien a través de la técnica “a palillo” ha sabido simbolizar su sensibilidad en esta representación modelada a gran tamaño, y usando finas sedas y linos para los ropajes.

 

 

Los detalles arquitectónicos han sido elaborados combinando la tradición con la innovación; proexpan y resina ABS impresa en 3D para dar vida a un paisaje de ensueño.

 

La Navidad en Torrelodones es un regalo para los sentidos, una experiencia que deja huella y nos recuerda que los momentos más valiosos son aquellos que compartimos juntos.

Para más información: https://www.torrelodones.es/

12 RAZONES PARA QUE EL PRÓXIMO AÑO TE ENAMORES DE RÍA DA ESTRELA

La más alta de las Rías Baixas es un destino para los 365 días del año, y basta solo una docena de planes para convencerte de ello.

 

 

Playas kilométricas o pequeñas calas más familiares. Rutas de senderismo por espacios naturales raramente transitados. Villas marineras con coquetos cascos históricos repletos de rincones en los que detenerse ignorando el reloj. Miradores que regalan postales a los que ninguna inteligencia artificial ha llegado a imitar. Una colección de patrimonio histórico envidiable. Una gastronomía con etiqueta propia, de esas por las que se saca pecho en cualquier reunión con amigos. Aventura, planes, decenas de actividades pensadas para todo tipo de público. Todo esto y muchas cosas más es lo que puede ofrecerte Ría da Estrela, y por eso ahí van 12 reclamos que convencerán a cualquiera.

 

 

Museos que te ayudan a entender toda una vida mirando a una Ría. Instalaciones como el Museo Marea, en Porto do Son, o el Astillero tradicional Ciprián en Broña, entre otros, son ejemplos clarificadores de la vida marinera. Recoger, investigar y transmitir la memoria de las gentes del mar para que su legado perdure siempre.

 

 

El alto do Enxa. Más que un mirador. Como con los equipos de fútbol, cada uno tiene sus miradores predilectos. A lo largo de toda la ría hay lugares donde detenerse para dejarse llevar por la sugerente estampa, pero el Alto do Enxa tiene algo especial. Aunque no nos demos cuenta, sobre el alto existen los restos de un poblado castrexo de la Edad de Hierro que también recibe el nombre Castro de As Muradas.

 

 

Tierra de ríos y puentes. Los ríos son una fuente de riqueza, pero separan orillas. Para solucionarlo, el ser humano construyó puentes desde tiempos inmemoriales. La ría es un catálogo de ríos y puentes, como el de Ruso, sobre el río Tines, en Outes, el puente medieval sobre el Sieira, en Xuño, o el puente sobre el río Traba, en Noia, construido sobre uno de orígenes romanos.

 

 

Aunque para ríos… ¡El Tambre! Es la arteria principal de la ría. Caminar por su orilla en diferentes puntos se convierte en un imprescindible, ya que nos encontraremos con pazos, como el do Ensido, de excelente belleza. Por no hablar del estuario del Tambre, donde espera Ponte Nafonso, una de las imágenes icónicas de la ría.

 

 

Petroglifos, arte rupestre que parece de origen extraterrestre. Aunque el más conocido es el de Laxe de Rodas, en Muros, la ría atesora varias de estas manifestaciones de arte rupestre. Son el más cercano antecedente de los símbolos previos a la escritura. Su uso como forma de comunicación puede llegar hasta los tiempos modernos en algunas culturas y lugares. Los de Baroña, Calderramos y Fotemoureira son de obligada visita también.

 

 

Minas de San Finx, Punto de Interés Geológico. Las minas de San Finx son una oportunidad extraordinaria de viajar en el tiempo y en la memoria de un pueblo, el de Lousame, cuya historia está estrechamente vinculada a la minería. Su rico patrimonio geológico, natural e industrial las convierte en un espacio único en el que el visitante podrá disfrutar de un paisaje de singular belleza, al tiempo que ahonda en el trabajo y en la vida de la población minera desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX.

 

 

Todo un pasado industrial. Junto con la minería, había otras actividades económicas que sostenían a la ría de las que, hoy en día, solo quedan los restos. Antiguas factorías como el molino do Pozo Cachón, la antigua fábrica Sel, las papeleras, muchas ‘devoradas’ por una naturaleza que reclama lo que es suyo… Son solo algunas de las joyas del turismo industrial, que cuenta cada vez con más adeptos.

 

 

Los aventureros son bienvenidos. Rutas a caballo, BTT, surf… Como hay quien no se conforma con recorrer la ría a pie, existen otras formas de quedar cautivado con la belleza de los paisajes, rincones y lugares por descubrir, disfrutando de la aventura y buenas dosis de adrenalina de una manera sostenible y respetuosa con el medio ambiente.

 

 

Las lonjas, escaparates de lujo de la esencia marinera de la ría. Del mar no llega solamente riqueza, representa también una seña cultural y patrimonial que marca casi todos los aspectos de la vida social de los concellos. Hay lonja en Testal (Noia), en O Freixo (Outes), en el puerto de Muros y en los de Porto do Son y Portosín. Además, hay una buena muestra de mercados o plazas de abastos en Noia, Muros (un edificio extraordinario, que solo por su arquitectura ya merecería la visita) y en Porto do Son. Todos ellos son sitios de obligada visita para entender y comprender mucho mejor la idiosincrasia de esta ría.

 

 

 

El sancosmeiro, una prenda que define a un territorio. Para las gentes de la ría, el mantenimiento de tradiciones y culturas es algo que se toman muy en serio. Un lugar destacado en la artesanía de la zona corresponde a la cestería y, especialmente, a los sombreros de paja conocidos como sancosmeiros, aunque tradicionalmente son hechos en la parroquia de Santo Ourente. Este oficio permitió que, además de sombreros, pudieran fabricarse cestas, bolsas y muchos más objetos que se encuentran actualmente en museos.

 

 

Gótico ‘mariñeiro’, seña de identidad. Es un disfrute para el amante de la historia del arte el poder contemplar obras de este estilo arquitectónico tan característico de la ría. Santa María del Campo (Muros), Santa María A Nova o San Martiño (Noia), son algunos de los ejemplos más importantes de esta corriente tan representativa de este territorio. Y ello se hace extensivo al resto de los centros históricos, verdaderas cápsulas del tiempo en las que cada calle, cada casa señorial, alberga una apasionante historia.

 

 

Una ría que está para comérsela. Somos lo que comemos, eso está claro. La de ría da Estrela es una gastronomía de producto, dedicada principalmente a mantener puro el sabor de unas materias primas excepcionales, pero también hay lugar para algunas tradiciones peculiares y sorprendentes, como un curioso postre muradano llamado “tortilla romana”, o como la empanada de maíz con berberechos, que en Noia deberás masticar con cuidado, porque los berberechos se meten en la masa con concha, para que suelten todo su jugo dentro de la empanada.

 

 

 

 

 

 

Más información: https://www.ariadaestrela.com/

DONDE EL VINO MARIDA CON EL MEDITERRÁNEO… ¡FORMENTERA!

En Formentera, cada copa es una invitación a descubrir el Mediterráneo en su estado más puro. ¡Salud!

 

 

Cuando pensamos en Formentera, nuestra mente viaja de inmediato a sus playas idílicas de aguas turquesas, senderos verdes que invitan al descubrimiento y cielos surcados por aves en plena libertad. Pero esta pequeña joya balear guarda un secreto que pocos conocen: su pasión por el vino. Sí, en sus escasos 84 km², la menor de las Pitiusas ha convertido la tierra en un aliado para producir vinos únicos que conquistan paladares y complementan su gastronomía de proximidad, basada en la filosofía del slow food.

 

 

Desde tiempos ancestrales, Formentera ha mantenido una rica tradición vitivinícola que sigue viva en la actualidad. Con cerca de 80 hectáreas de viñedos, la isla destaca en el panorama enológico por una particularidad excepcional: la mayoría de sus vides crecen sobre pie franco, es decir, no están injertadas sobre pie americano, como ocurre en la mayor parte de Europa. Este hecho distintivo se debe a que la plaga de filoxera, que devastó los viñedos europeos durante la segunda mitad del siglo XIX, nunca llegó a Formentera, protegida por su aislamiento geográfico. Como resultado, sus viñedos conservan una autenticidad y una conexión directa con sus raíces históricas que es difícil de encontrar en otras regiones.

 

 

Además, esta tradición se refleja en la elaboración casera del emblemático «vi pagès», un vino producido de manera artesanal en muchas casas de la isla, principalmente para el autoconsumo. Esta práctica no solo forma parte del patrimonio cultural de Formentera, sino que también refuerza el vínculo entre sus habitantes y el cultivo de la vid, un legado que ha perdurado generación tras generación.

 

 

Dos bodegas –Cap de Barbaria, al sudoeste, y Terramoll, en el altiplano de La Mola– son los pilares de esta experiencia enológica que combina sostenibilidad, tradición y un profundo respeto por el entorno.

 

 

Cap de Barbaria: el alma vinícola del sudoeste

 

A tan solo seis kilómetros de Sant Francesc, en dirección al faro que regala las puestas de sol más espectaculares de la isla, se encuentra Cap de Barbaria. Fundada en el año 2000, esta bodega trabaja con cuatro variedades de uva que capturan la esencia mediterránea: Cabernet Sauvignon, con aromas de frutas del bosque suavizados por el clima cálido; Merlot, que aporta notas de ciruela y una estructura sencilla pero deliciosa; Monastrell, vibrante y afrutada, ideal para carnes.; y Fogoneu, una variedad típica de Baleares, que añade un toque único y evocador al vino.

 

 

La bodega produce dos vinos que reflejan la riqueza de estas variedades. Cap de Barbaria envejece en barricas de roble francés y americano, logrando un equilibrio perfecto de sabores intensos. Por su parte, Ophiusa ofrece una versión más ligera y fresca, con una crianza más corta. La vendimia se realiza a mano, asegurando que cada racimo seleccionado sea digno de sus exclusivos caldos. Además, puedes visitar esta bodega, previa reserva, para descubrir de primera mano los secretos de su elaboración y degustar sus vinos.

 

 

Terramoll: la conexión entre tierra y viento

 

 

En el extremo opuesto de la isla, sobre el altiplano de La Mola, se alza Terramoll, una bodega que lleva la sostenibilidad por bandera. Fundada también en el año 2000, cuenta con 12 hectáreas propias y dos más de viñas viejas alquiladas, donde crecen variedades como Syrah, Viognier, Malvasía, Garnacha blanca, Moscatel de grano menudo y más.

 

 

El compromiso con la agricultura ecológica es su sello distintivo: nada de herbicidas, abonos minerales ni productos químicos. Aquí, el vino nace del equilibrio con la naturaleza, con cada variedad vinificada de forma artesanal y en pequeños volúmenes. Los resultados son excepcionales:

 

 

  • Tintos como Es Monestir (Monastrell) y Es Virot (Merlot y Cabernet Sauvignon).
  • Blancos como Savina, Lliri Blanc y el singular Es Vermut.
  • Rosado como Rosa de Mar, fresco y perfecto para las veladas estivales.

 

La experiencia enoturística de Terramoll es un viaje sensorial. De mayo a septiembre, sus degustaciones al atardecer incluyen un paseo por los viñedos, visita a la bodega, cata de tres vinos y un aperitivo con productos locales. Todo, por un precio muy accesible.

 

 

Formentera no solo enamora por su naturaleza, sino por su capacidad para sorprender. Sus bodegas y viñedos se han convertido en un atractivo esencial para quienes buscan ir más allá del turismo convencional, explorando los sabores de una tierra donde el tiempo parece detenerse.

 

 

 

Más información: www.formentera.es

 

UNA ESCAPADA A VITORIA PARA DESPEDIR 2024 CON EL GRAN HOTEL LAKUA

El Gran Hotel Lakua se prepara para despedir el año con una oferta navideña especial, que incluye habitación (individual o doble) + cena desde 175 euros. Una oportunidad única de dar la bienvenida a 2025 en la ‘green capital’.

 

 

 

Con la Navidad a la vuelta de la esquina, el Gran Hotel Lakua se prepara para recibir a quienes deseén vivir una experiencia festiva exclusiva en un entorno inigualable. Ubicado en la encantadora ciudad de Vitoria, el hotel ofrece una escapada única donde lujo y tradición se combinan para crear momentos inolvidables. Con menús navideños de alta cocina y un servicio excepcional, el Gran Hotel Lakua invita a sus huéspedes a celebrar la magia de estas fiestas en un ambiente acogedor y lleno de encanto.

 

 

Vitoria-Gasteiz es una ciudad mágica en la que disfrutar de millones de actividades, respirar aire puro mientras recorres  su inmenso anillo verde, pasear por sus calles y cuestas adoquinadas y conocer la cultura de un lugar lleno de historia visitando sus edifcios emblemáticos. Es por eso que El Gran Hotel Lakua ha preparado una experiencia de excepción, para que tu única preocupación sea disfrutar.

 

 

Con un hall decorado para la ocasión, que os hará entrar de lleno en el espirítu de la Navidad, además de habitaciones y servicios pensados para el máximo comfort del huésped, el hotel os brinda una experiencia inolvidable.

 

 

Para completar la experiencia, el Gran Hotel Lakua ha diseñado varios menús excepcionales para Nochebuena, Navidad, Año Nuevo y día de Reyes. Elaborados con ingredientes frescos y de alta calidad, cada plato combina la tradición de estas fiestas con un toque de vanguardia, una fusión de sabores únicos y sorprendentes. Cada cena será una celebración, con platos especialmente maridados con una selección de vinos y cavas y una atención al detalle. Todas las opciones cuentan con menú infantil.

 

 

La cena de Nochevieja será un festín en toda regla, y para ello el hotel ha preparado una oferta especial; cena + habitación doble a un precio de 175 euros por persona, mientras que cena + habitación individual a un precio de 220 euros. Pero, quienes solo deseen degustar las delicias que se prepararán esa noche, la cena tendrá un precio de 125 euros.

 

 

Ponle punto y final a 2024 en una ciudad como Vitoria-Gasteiz. Un lugar donde comenzar un prometedor año, y hacerlo además confiando en el buen hacer de Gran Hotel Lakua…

Más información y reservas: www.granhotelakua.com

Teléfono: 945 181 000