Te proponemos un viaje muy emocional por la más alta de las rías baixas. Cinco Concellos, para conquistar tus cinco sentidos…
El verano se les está haciendo particularmente largo a muchas personas. Calor, masificación, agobios, asuntos pendientes en la oficina… ¡Basta! Tal vez sea el momento de elegir un destino desconocido y salvaje, con kilómetros de costa natural y virgen. Una tierra donde se para el tiempo entre sus relieves y pastos. A ello sumémosle extensos arenales, pueblos pesqueros, patrimonios milenarios rodeados por el mar, gastronomía de Km0 y rincones de gran belleza natural.
Muros, esencia marinera.
Muros es sin duda el mejor ejemplo de villa marinera y, sin duda, uno de los pueblos más bonitos de Galicia. Desde su fundación en el siglo X, la pesca y el marisqueo han sido su eje de crecimiento. Más tarde en el siglo XIX se asentaron en la zona numerosas factorías de salazón. Por este motivo, Muros llevo a convertirse en uno de los puertos más importantes de Galicia.
Recorriendo sus calles, el visitante va a descubrir casas nobles, monumentos de interés localizados en el casco histórico. Otro de los aspectos característicos del pueblo son sus viviendas marineras que conservan una arquitectura tradicional y homogénea, donde destacan bajos con enormes soportales usados, tiempo atrás para salar el pescado.
Porto do Son, el sueño de los amantes de las playas de cuento.
Conocida como la localidad con más playas de Galicia, Porto do Son cuenta con más de 20 playas de arena blanca en algo más de 25 kilómetros de costa, lo que permite escoger arenales vírgenes o cercanos a núcleos urbanos.
El bañista puede elegir entre aguas tranquilas perfectas para el baño, o con oleaje y ventosas perfectas para la práctica de surf o windsurf. También hay playas paradisíacas y cálidas, con embarcaderos para sentarse y ver la puesta de sol o también para disfrutar de tranquilos paseos por la orilla.
Lousame, conectada al agua pero con esencia de interior.
Surcado por varios ríos, el concello de Lousame históricamente ha desarrollado su actividad teniendo muy presente el agua como motor económico y social. Reflejo de esto son la gran cantidad de molinos y fábricas de papel que hay en las riberas de los ríos, que nos dejan unos paisajes en los que el agua es protagonista indiscutible, directa o indirectamente. Sus raíces se remontan a la época castreña, en plena Edad de Bronce. Con el paso de los siglos, el concello ha ido fluyendo con el devenir histórico de la región, siendo los siglos XIX y XX de vital importancia para Lousame como referente industrial de la Ría. Sus fábricas de papel y su mina de wolframio, que aparece en San Finx con mucha pureza y con una abundancia similar a la del estaño, son testimonios de la gran importancia industrial del concello.
Outes, una perfecta conjunción entre monte y mar.
En sus casi 100 kilómetros cuadrados, Outes atesora postales de tan bella estampa que son difíciles de resumir. Su pasado más remoto, con su legado castreño, sus petroglifos y su dólmenes; pasando por la época medieval, de la que también se conservan vestigios notables, como La torre de San Lourenzo de Matasueiro. Con el río Tambre como su principal arteria, en Outes existe un tesoro de valor incalculable: la carpintería de ribera. Los únicos astilleros que se conservan están localizados en el puerto de O Freixo y configuraron un motor económico de gran importancia para el concello. Muchas, muchísimas historias quedan que aquella época que perviven hoy en día y que sirven para comprender la idiosincrasia y la forma de entender la Ría que aún hoy pervive en Outes.
Noia, Portus Apostoli y villa señorial.
Mirando siempre al mar, este concello fue tradicionalmente el puerto oficial de Santiago de Compostela, siendo paso habitual de peregrinos y fieles que acudían a la Ciudad Santa. Basta un paseo por sus calles para confirmar la relevancia histórica de la villa, salpicada de Pazos, casas nobles e iglesias. Hoy Noia presume de todo eso y mucho más. Su gastronomía, en perfecta armonización con el resto de la Ría, convierte a la localidad en un destino ‘sabroso’, y donde las actividades en familia, el turismo activo o el concepto de turismo slow la convierten en visita obligada.
A Ría da Estrela es ese lugar en el que todo pasa un segundo plano. Todos los problemas y preocupaciones quedan apartados en favor de la belleza natural, de parajes increíbles y de momentos irrepetibles que solo te pueden proporcionar un refugio como este. Un refugio para desconectar de todo…
Más información: www.riadaestrela.com