Argalo, Toxosoutos o Ribasieira son algunas de las cascadas más bonitas que se pueden encontrar en la ría. Auténticos parajes naturales mucho más bellos que cualquier imagen.
El continuo discurrir de ríos y arroyos por este territorio generan algunos saltos de agua que constituyen verdaderas obras de arte natural. Rincones donde el sonido del agua se une al canto de los pájaros y adereza la estampa un juego de luces que, según la hora del día, regala una estampa u otra, igual de disfrutable. Las fervenzas (cascadas en castellano), son una excusa para admirar el entorno natural privilegiado de una ría con múltiples rincones por descubrir. El verdadero tesoro no es la fervenza en sí, sino el recorrido hasta llegar a ellas.
Las decenas de ríos que recorren la ría hasta desembocar en el mar cincelan el paisaje de esta ría, dejando tras de sí impresionantes vistas que los amantes del senderismo y la naturaleza aprecian por su singular belleza. Hay tres de ellas muy destacables (sin desmerecer al resto, claro) que escenifican muy bien el valor visual y paisajístico de este recurso de la ría: Argalo, Toxosoutos y Ribasieira.
La de Argalo es una de esas fervenzas que, tras unas semanas de tiempo inestable, muestra todo su esplendor con un hermoso caudal de agua. Llegar a ella no tiene demasiada complicación. Se hace por un antiguo camino de carros paralelo al río Vilacoba, adentrándonos por un bosque autóctono en el que fresnos, robles, alisos y castaños filtran los rayos de sol, proporcionando unos espacios de fresca sombra, ahora que las temperaturas amenazan con subir. Si hay suerte, el caminante podrá encontrar en su recorrido algún lagarto verdinegro, un mirlo acuático, o un ciervo volante (el escarabajo más grande), que a principios de junio aumentan las posibilidades de dar con él.
Con sus 7 metros de altura, la cascada de Argalo es la más grande de Noia. Eso sí, acceder a ella cuesta un poco, ya que se encuentra en un talud, de no muy fácil acceso, aunque se puede acceder a la parte inferior y superior del salto. A algunos les puede llamar la atención la poca señalización en el acceso, pero es parte de su encanto, ya que le confiere un aspecto más natural y menos masificado.
La siguiente fervenza nos lleva hasta el concello de Lousame. Antes de desembocar en Vilacoba, el río san Xusto deja bellas postales a su paso, como es el caso de estas dos cascadas. Partiendo desde el monasterio de Toxosoutos, remontaremos río arriba, encontrando a nuestro paso dos molinos que se servían de la bajada del río. A unos 100 metros de un recorrido salpicado de pozas, pequeños saltos y frondosa vegetación, está la primera cascada. La segunda, la más conocida y fotografiada, llega tras recorrer pasarelas que permiten pasar de una orilla a otra, haciendo el paseo no solo más fácil, sino que de paso nos hacen sentir parte del curso de este río. El recorrido está preparado para que los caminantes con menos experiencia lo realicen sin muchos problemas pese al desnivel que el agua va salvando a saltos.
Por último, la fervenza de Ribasieira, la más grande de la sierra de Barbanza, con sus 20 metros de altura, proporciona una foto espectacular a quienes la buscan. ‘Escondida’ en el valle que forma el mismo río Sieira, nuestros pasos nos llevarán a la Iglesia de San Pedro da Madalena. Desde allí, sólo queda un leve ascenso de unos 600 metros por una senda de fácil acceso. Dejaremos atrás los restos de un molino antes de llegar a una bifurcación. A la izquierda, la posibilidad de ver las cascada desde abajo. A la derecha, la subida para admirar el salto de agua desde arriba. Después es recomendable volver sobre los pasos y bajar por un sendero que nos lleva a la poza inferior, un lugar de cuento desde el que se divisa el punto en donde comienza a descender el agua, deteniéndose en varias pozas que se forman con distintos tamaños y profundidades, y que termina en los últimos saltos que realiza el agua antes de continuar su transcurso.
Lo mejor de vivir y recorrer estos singulares parajes, es que sin duda te harán querer buscar más rutas, más rincones ocultos en esta ría que aguardan a ser descubiertos por los amantes de la naturaleza, los paisajes poco tratados por la mano del hombre y ese encanto natural ciertamente icónico de la Ría da Estrela.
Más información: www.riadaestrela.com
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