Archivo de la categoría: ocio

Tres huellas arqueológicas para viajar a la prehistoria de Formentera

Desde hace un mes es posible realizar una visita virtual en tres dimensiones al más importante de los tres, Ca na Costa, el megalito más importante de las Islas Baleares

 

De un paraíso del siglo XXI… ¡A la Edad de Bronce! Sorprendente, ¿verdad? Formentera atrae al visitante por el fascinante encanto de sus cristalinas aguas y su naturaleza salvaje pero, una vez allí, la menor de las Pitiusas es también una fuente inagotable de experiencias. Como la de retroceder cuarenta siglos en la historia, en un imaginario viaje en el tiempo para admirar su atractivo menos conocido: su patrimonio arqueológico. Tres son los referentes que lo componen: el sepulcro de Ca na Costa, los yacimientos de Cap de Barbaria y el castellum romano de Can Blai. Un retorno al pasado… sin dejar el presente.

 

Recorrer Formentera a pie o en bicicleta en busca de sus playas tiene también sorpresas culturales, como las de descubrir -¡y admirar!- las huellas arqueológicas que son el más fiel reflejo del devenir de la historia, desde el 2.100 a.C. Al norte, cerca de Es Pujols, Ca na Costa; al este, camino de Es Caló, Can Blai; y rumbo al faro, Cap de Barbaria (I, II y III). Un mágico triángulo patrimonial que puede ser un perfecto complemento a los chapuzones, el senderismo por sus Rutas Verdes, los románticos atardeceres o la degustación de la sabrosa gastronomía slow food de la isla.

 

1–Ca na Costa. Monumento megalítico de carácter religioso descubierto en 1974, cuyos orígenes se remontan a comienzos de la Edad de Bronce (entre 2040 y 1600 a.C.). Este yacimiento funerario consta de una cámara central circular delimitada por grandes losas verticales rodeadas por tres círculos concéntricos de empedrados y 22 radiales, además de un corredor que conduce a la parte central.

 

2–Cap de Barbaria I, II, III. Tres de la veintena de yacimientos arqueológicos pertenecientes también a la Edad de Bronce (entre 1600 y 1000 a.C.), que son fiel testimonio de la densa población que había en esta zona de isla, actualmente deshabitada. El mayor es Cap de Barbaria II, con una compleja estructura formada por diferentes ámbitos y formas, adosados unos a otros: círculos, semicírculos, herradura, elipse. Unos compartimentos relacionados a los usos de cada espacio: habitaciones, áreas de trabajo o corrales.

 

3–Can Blai. Restos de una construcción fortificada romana (siglos III y IV d.C.). Su estructura es de planta cuadrada con una torre en cada esquina. Su tipología hace pensar que fue creada como refugio para la población de las zonas cercanas.

 

 

Más información: https://www.formentera.es         Visita Virtual a Ca na Costa: https://bit.ly/3e22MT7

Castelló, a través de sus huellas modernistas

 

El patrimonio cultural de la capital de la Plana tiene una de sus señas de identidad en este estilo arquitectónico-ornamental que se apoya también en la cerámica

 

Los cuatro edificios ubicados en la plaza de La Farola –epicentro histórico-urbano de la ciudad–, el edificio de Correos, el kiosco frente al Teatro Principal, la Casa Dávalos, la Casa de los Caracoles… Castelló es también un museo al aire libre del Modernismo, movimiento artístico de finales del siglo XIX y principios del XX que cautiva por la belleza de sus formas curvas y asimetrías, y el uso de la cerámica, la forja y las vidrieras de colores para ensalzar fachadas e interiores. Arquitectos influenciados por Antonio Gaudí –uno de los genios universales de este estilo– dieron forma a los deseos de adineradas familias burguesas de la época, dejando una imborrable huella urbanística que supone uno de los grandes atractivos culturales de pasear por Castelló.

 

     ¿Nos vemos en La Farola? Quien visite Castelló debe saber que ese es uno de los principales puntos de encuentro y nombre popular de la Plaza de la Independencia por la farola que preside su glorieta central. Una plaza que se configuró en 1891 y hace referencia a la Guerra de la Independencia. Aquí estaba la antigua puerta de acceso a la ciudad… y ahora conecta con la principal vía de entrada al centro histórico.

 

 

La Farola –en hierro forjado y rematada con cuatro brazos decorados con dragones que sostienen faroles– ocupa el centro de esta plaza. Fue precisamente en este lugar donde el cardenal de Tarragona, Francesc Vidal y Barraquer, coronó en 1924 a la Virgen del Lledó como patrona de Castelló. Una plaza que enlaza al norte con el Parque Ribalta –auténtico pulmón verde de la ciudad– y que está declarada Conjunto Histórico-Artístico por sus cuatro edificios modernistas unidos unos a otros. El auténtico Km 0 del Modernismo castellonense que se caracteriza también por el uso de la cerámica, industria muy arraigada en la ciudad.

 

El primero es la Casa Chillida (1014-15), que destaca por su volumen prismático, los esbeltos arcos de mediopunto y la balaustrada entre jarrones de piedra. La Casa Alcón (1913) mezcla estilos en un curioso eclesticismo donde pueden verse pináculos pseudogoticistas mezclados con triglifos modernistas. La Casa de las Cigüeñas (1912), obra del arquitecto local Godofredo Ros de Ursinos, es la más emblemática, con sus bellos colores en su cerámica policromada, los balcones de hierro forjado y pilastras que descansan sobre pedestales ornados con cigüeñas y rematados con dobles columnas atornasoladas. Y la Casa Calduch (1903) destaca por un gran mirador de madera enmarcado en una fachada con almohadillados y diferentes tipos de balcones, con un grandioso trabajo en forja.

 

 

El otro gran referente arquitectónico modernista es el edificio de Correos y Telégrafos (1932), realizado en ladrillo que se mezcla en formas y combina con los colores de la cerámica, principalmente azules y amarillos. Con bloques neo-mudéjares que recuerdan la tradición musulmana, en su conjunto destaca la fachada, flanqueada por dos torretas. Y su interior es un espacio funcional con una zona central –con luz natural– y un friso superior con motivos costumbristas.

 

 

Justo frente al Teatro Principal no deja indiferente a nadie el kiosco modernista de la Plaza de la Paz, en madera forja y vidrieras. En la calle Mayor (nº 78), la Casa de los Caracoles, actual sede de la Presidencia de la Generalitat Valenciana en Castelló, llama la atención por dos ejemplares de este molusco en la entrada de carruajes. En la calle Gasset (nº 5), otro impresionante edificio, la Casa Dávalos. En la calle Colón (esquina con Alloza) sobresale la fachada de Muebles Navarro, edificio que a lo largo de los años ha albergado diversos comercios. En la calle Enmedio (nº 148), la Academia la Purísima, edificio residencial plurifamiliar. Y en la Ronda Magdalena, la iglesia de la Sagrada Familia también destila decoración modernista en su fachada.

 

     Visita virtual a La Farola Modernista: https://bit.ly/2Ls17dg                      Planifica tu escapada: https://www.castellonturismo.com

 

Rafael Barbadillo: «Los autobuses somos el transporte colectivo que más viajeros mueve, seguros y sin apenas contagios»

Rafael Barbadillo, Presidente de CONFEBUS (Confederación Española de Transportes en Autobús), entrevistado hoy viernes en ‘MIRADAS VIAJERAS TV’ (Negocios TV, Canal 125 de Movistar +)

 

¿Qué supone el transporte terrestre colectivo para vertebrar la movilidad en España? ¿Cómo le ha afectado esta pandemia? ¿Qué ayudas demanda para poder salir adelante? ¿Cuáles son sus principales retos, de presente y futuro? Todos estos, y otros temas del sector, han sido abordados esta mañana por Rafael Barbadillo, Presidente de CONFEBUS (Confederación Española de Transportes en Autobús), en Miradas Viajeras TV. Entrevistado en el Hotel Only You Atocha, de Madrid, Barbadillo ha contestado a las preguntas de Fernando Valmaseda sobre un sector que aglutina a 3.200 empresas, factura 5.900 millones de euros anuales y da empleo a más de 95.000 personas. “Vamos a jugar un papel determinante en lo que es la movilidad territorial y lo hacemos de forma segura”. Y añade: “El autobús siempre está ahí cuando lo necesitas”

 

Los autobuses, como transporte colectivo, están muy presentes en nuestra vida diaria: líneas regulares, escolares, bodas, celebraciones, eventos MICE, desplazamientos de equipos deportivos… Y aunque están vinculados, por esencia, al Ministerio de Transporte, también tienen una gran incidencia en el turismo. “Unimos diariamente 8.000 poblaciones y recorremos 75.000 kilómetros, lo que permite garantizar y vertebrar el territorio español”, afirma Rafael Barbadillo, presidente de CONFEBUS, la Confederación Española de Transportes en Autobús. “Somos la patronal de los autobuses, organización empresarial donde están representadas todas las actividades de los autobuses, con 3.200 empresas asociadas y 30 organizaciones territoriales repartidas por toda España que dan servicio a cada zona”.

 

Barbadillo afirma que “quitando el vehículo privado, somos el transporte colectivo que más viajeros mueve en España, con diferencia. Dos de cada tres viajeros que se desplazan por nuestro país lo hacen en autobús, lo que pone de manifiesto la gran importancia de nuestro sector para vertebrar el territorio… aunque muchas veces esto es obviado por las administraciones y no merece la atención que precisa nuestra actividad”. Un sector que, sin embargo, es líder en Europa: Nuestra flota de autobuses es la más moderna de la Unión Europea gracias a que somos un país turístico y poseemos un sistema basado en concesiones que permite una renovación constante de la flota. Invertimos más de 600 millones de euros anuales en esta renovación y, además, tenemos un sector carrocero de gran nivel mundial. Todo ello hace que configuremos una industria de transporte en la que España es puntera”.

 

Como el resto de sectores, el del transporte colectivo terrestre se ha visto fuertemente dañado por la pandemia. “Cuando todo empezó, hace un año, no pensábamos que iba a durar tanto. Una situación complicadísima para muchas empresas de nuestro sector que no han facturado practicamente nada debida a una caída de viajeros del 60% en general y del 85% en larga distancia. Estamos en una situación de supervivencia, con dramas personales de familias que han vivido varias generaciones de lo que es el transporte terrestre”. Y para salir adelante necesitan que el Gobierno tome medidas mucho más drásticas que hasta ahora: “Los Ertes y los Icos estaban muy bien al principio pero la situación se ha prolongado tanto que esas ayudas han quedado muy cortas. Hacen falta medidas más duras para que las empresas sobrevivan y que, cuando la actividad arranque, estemos ahí para poder dar servicio a las personas que estamos deseando que vuelvan a España”.

 

Entre estas medidas tan necesarias, Barbadillo apunta a las moratorias de los leasing que se ampliaron de 6 a 9 meses “pero sería ideal llevarlos a un período superior de 12 o 18 meses. Y necesitamos ayudas directas para financiar los costes que supondrán las salidas; es decir, cuando esto termine va a haber que comprar gasoil para dar servicio, dar de alta los seguros de los vehículos, sacar a los trabajadores de los ERTE… En definitiva, necesitamos recursos financieros para reanudar nuestra actividad, que es esencial para dar acceso a los servicios del estado del bienestar: trabajo, educación, sanidad. Hemos recibido algunas ayudas directas pero han sido más bien compensaciones por nuestras obligaciones de servicio público, pues hay personas que necesitan desplazarse. Pero con una demanda tan mínima es inviable porque no son rentables; de ahí estas compensaciones”.

 

Para el Presidente de CONFEBUS los mensajes negativos de los representantes públicos han generado miedo a viajar y afirma que “nuestro transporte es absolutamente seguro. Las cifras de contagio son mínimas, prácticamente cero, no solo en los viajeros sino también en nuestros conductores, que apenas se han contagiado. Haciendo uso de todas las medidas y recomendaciones sanitarias, es seguro. La caída de viajeros ha llegado por restringir la movilidad, porque están confinados muchos municipios; pero éramos un sector viable y lo vamos a volver a ser. Porque donde llega el autobús no llega ningún otro medio de transporte. Somos fundamentales para el turismo regional, el rural y, en definitiva, para el desarrollo de la actividad turística; sin transporte no hay turismo”.

 

Rafael Barbadillo ha hecho mención al Plan de Reconstrucción que “elaboramos el pasado verano y presentamos en septiembre para que muchas de las medidas que pedimos queden reflejadas en el plan del Gobierno español y que se ajustan a lo que demanda Europa”. En este sentido, explica que la descarbonización del transporte supondrá una transformación ecológica importante, y estamos haciendo investigaciones en temas de hidrógeno, haciendo pruebas con vehículos autónomos. Los fondos europeos tienen que ayudarnos a los retos que debemos afrontar con el cambio de tecnología en los motores de cara a la renovación de flotas. Entre un vehículo actual de gasoil y uno eléctrico el precio es el doble. Si las ayudas no van en la línea de compensar esta diferencia difilcilmente se podrá hacer”. Y ha hecho también alusión al Plan Estratégico de competitividad basada en la sostenibilidad del transporte presentado por la comisaria alemana: “Hay países que han establecido ayudas directas para el sector que tenemos recogidas en un documento que hemos facilitado al Gobierno para que vea lo que se está haciendo en otros países. Los fondos europeos son los que nos permitirán dar el salto para afrontar los retos del transporte: la modernización y la descarbonización”.

 

Precisamente esta reconstrucción, la unidad y la estrategia son los tres pilares fundamentales sobre los que se asienta el proyecto actual de CONFEBUS. “La unidad es fundamental porque nos permite tener una interlocución fuerte y mejor con el Gobierno y la estrategia ha sido este Plan de Recuperación, enfocado en la transformación ecológica, la digitalización y también en la formación, porque hemos de adaptar los perfiles de personal que tenemos a este importante cambio tecnológico: un vehículo eléctrico no se conduce igual que uno de gasoil, ni las reparaciones o el mantenimiento son los mismos”.

 

La pandemia afecta también al cambio de mentalidad del viajero, que requerirá mayor seguridad a la hora de viajar. En este sentido, Barbadillo afirma que “todos los protocolos sanitarios han sido avalados por empresas de certificación para que el viajero se sienta seguro. Se ha invertido mucho dinero en ellos; hemos hecho los deberes. Y también hemos escuchado al viajero y sus necesidades con nuestros cuestionarios de valoración del servicio. Otro de los grandes retos del transporte terrestre es la digitalización. “Es fundamental porque el transporte se ha convertido en un sector de tecnología punta y el vehículo autónomo va muy unido a la digitalización”. También ha explicado el Presidente de CONFEBUS que “trabajamos en un tema muy importante como es la intermodalidad para que el tren, el avión y los autobuses estemos interconectados y que el pasajero pueda sacar su billete origen-destino con independencia del medio de transporte que utilice y pueda saber el precio final como el tiempo invertido; llevar en un billete todo el trayecto”.

 

Rafael Barbadillo también ha extraído una conclusión de esta pandemia: “Que somos un sector esencial. Durante el confinamiento, de las pocas actividades que estaban en la calle dando servicio era el transporte en autobús. Y eso, pese al miedo porque desconocíamos cómo se producía la propagación del virus. Pero nuestros profesionales han dado servicio. Somos un sector resistente y vamos a volver a estar ahí, dando lo mejor de nosotros cuando la actividad se recupere”.

 

El corazón ‘oculto’ de Roses

Un paseo por el Núcleo Histórico de la localidad rosense, agazapado justo por detrás de la fachada litoral

 

Más allá de su majestuosa bahía, sus playas y sus dos grandes iconos patrimoniales –la Ciudadela y el Castillo de la Trinitat– Roses cobija en sus adentros la más pura esencia de una villa medieval que fue creciendo en el siglo XVIII alrededor de la iglesia parroquial de Santa María, en la plaza de la Iglesia. Un laberinto de estrechas calles plagadas de tiendas, bares y restaurantes en las que perderse sin prisas y olvidarse del tiempo. Una plaza de la Pau, dedicada a la memoria histórica de la Guerra Civil, que incluye un refugio antiaéreo. Y como guinda, en primera línea de mar, casas modernistas y neoclásicas que son el fiel reflejo de la prosperidad rosense en los siglos XIX y XX, entre ellas la espléndida Casa Mallol, sede del Ayuntamiento

 

     La plaza de Catalunya, con vistas al mar, que diverge de la Avenida de Rhode y el Paseo Marítimo –que bordea la majestuosa bahía de Roses, integrada en el Club de Bahías Más Bellas del Mundo–, es la puerta de entrada a la otra Roses, la menos conocida por el viajero que va en busca del sol y el mar. Pero sumergirse en ella, en su Núcleo Histórico, es ir al encuentro de las raíces de una villa que fue creciendo en el arrabal de la Ciudadela.

 

 

La mejor bienvenida son los edificios neoclásicos y modernistas que dan solemnidad a esta plaza, evocando el recuerdo de una época –siglos XIX y XX– en la que el comercio era próspero y las familias adoptaban el estilo constructivo vinculado a los indianos. Dan fe de ello las casas Ramon Rahola, Mates, Canals, Marqués de Linàs y, sobre todo, la modernista Casa Mallol, que data de 1906. Remodelada en 1985, alberga en la actualidad el ayuntamiento. A partir de allí, el visitante empezará a sentir los latidos del corazón de Roses, que conducen hasta la plaza de la Iglesia.

 

 

     La iglesia parroquial de Santa María (construida entre 1792 y 1853) tomó el relevo del monasterio románico de Santa María, cuyos restos –en bastante buen estado­– se cobijan en la Ciudadela. Destaca en ella su fachada monumental ochocentista, formada por grandes sillares e inspirada en la Puerta del Mar de la citada Ciudadela. Y también, a ambos lados, dos modernos campanarios acabados en hierro que suplieron al antiguo, en la parte posterior de la iglesia, de forma triangular. Durante la Guerra Civil, en la que se destruyeron los altares y las imágenes, el edificio se destinó al mercado y a un taller de carpintería. La iglesia fue reformada, estrenando en 1995 su fisonomía actual, con un nuevo altar.

 

 

Lugar emblemático del Núcleo Histórico es también la plaza de la Pau, dedicado a la memoria histórica de la Guerra Civil Española. En 2006 se inauguró allí la remodelación integral del espacio con un grupo escultórico de la artista Ció Abellí, que reflexiona sobre la irracionalidad de la guerra y el valor de la vida. En esta misma plaza tiene una de sus tres entradas un refugio antiaéreo construido entre 1937-38. Son 100 metros de longitud, un metro de anchura y 1,90 metros de altura, y fue clave para que muchas familias salvaran sus vidas durante los bombardeos de la aviación italiana y los ataques de la marina franquista.

 

 

Otra de las zonas destacadas es la Riera Ginjolers, que llega hasta el mar. Antiguamente, llena de agua, dividía en dos a la localidad, debiendo utilizarse diversos puentes para conectar las calles. Pero con su remodelación pasó a convertirse en una rambla peatonal con la que Roses no solo volvió a unir sus dos partes sino que logró un espacio de paseo y ocio que acoge fiestas tradicionales –como la de Reyes– y diferentes actos de las principales fiestas de esta bella localidad, referente de la Costa Brava catalana. 

 

                                      

     Más información en: http://es.visit.roses.cat/

La gran historia que cobija ‘El Fadrí’ de Castelló

Esta torre-campanario, singular por su especial ubicación, tiene un gran valor histórico y emocional y es el gran icono patrimonial de la capital de la Plana

 

Su altiva figura y su magnetismo –arquitectónico y visual– acaparan la atención en la plaza Mayor de Castelló, donde cohabita con el ayuntamiento, el mercado municipal y la Concatedral de Santa María, de la que está separado; de ahí su nombre: Fadrí (soltero). Una torre-campanario octogonal, de estilo gótico valenciano, finalizada en el siglo XVII. Tiene 58 metros de altura y está dividida interiormente en cuatro estancias: Cámara del reloj, Prisión de clérigos, Vivienda del campanero y Sala de campanas. Hay un total de once: ocho de volteo, en esa sala, y tres fijas, en el chapitel. Subir hasta ellas por una escalera de caracol de 188 peldaños es como retroceder 4 siglos… y sumergirse en la historia de Castelló.

 

 

     La historia del principal icono patrimonial de Castello, El Fadrí, arranca en 1437, casi dos siglos antes su finalización (1604). Pero ¿por qué erigirla separada de la Concatedral de Santa María, como sería lo habitual? Porque el ‘maestro de las horas’ advirtió que el repicar de las campanas de este templo estaba dañando su estructura. Así que en 1457 empezaron las obras de una nueva torre-campanario independiente. Pero el encargado de la misma –el maestro cantero Saera– tuvo que dejar Castelló doce años después, tras haber levantado solo los ocho primeros metros… y la edificación quedó paralizada durante más de un siglo.

 

Fue en 1591 cuando se reanudaron las obras –a cargo del portugués Damián Méndez– y concretaron sus características técnicas: de piedra picada y sobriedad decorativa, rasgos del estilo desornamentado que desde finales del siglo XVI caracterizaba a la arquitectura española. Aquel singular proyectó finalizó trece años despues, en 1604, alzándose 58 metros en su cuerpo central, con una circunferencia de 29 metros en su cima. Y desde entonces ha sido el encargado de avisar a los habitantes y labradores del campo de la presencia de algun peligro, de dar las horas para levantarse, entrar y salir del trabajo… y de anunciar las fiestas.

 

Su nombre actual se lo dio el poeta local Bernat Artola en uno de sus versos: “El campanar de la Vila és fadrí de veritat. Te la consciencia tranquila y el cervell destarifat; perquè diu que la experiencia de la vila li ha mostrat, que la millor conveniència es viure sense veinat” (El campanario de la villa es soltero de verdad. Tiene la conciencia tranquila y el cerebro destarifado; porque dice que la experiencia de la Villa le ha demostrado, que la mejor conveniencia es vivir sin vecindario). Todo un símbolo de la fuerza, honradez, durabilidad y nobleza de Castelló.

 

El interior de El Fadrí

 

El acceso a la torre-campanario –catalogada como Bien de Interés Cultural– se realiza a través de una pequeña puerta adintelada, con un frontón triangular, una hornacina con volutas y los escudos del Reino de Valencia y las Torres de Castelló. Y a ambos lados, dos contrapesos que antes servían para tocar desde allí las campanas.

 

A continuación, una escalera de caracol con 188 escalones conduce hasta la cúspide pasando por sus cuatro estancias. La Cámara del reloj (escalón 78) acoge la maquinaria de un reloj mecánico (1850), sustituido hace medio siglo por un ordenador y tres mazos. También pueden verse pinturas que representan a un soldado del siglo XVII. La Prisión de los clérigos (escalón 95) cuenta con una ventana enrejada y una letrina con un canalón que conecta con el exterior, además de una pintura de la Sagrada Familia. La Vivienda del campanero (escalón 122), que llegó a acoger hasta una decena de personas, reproduce también una de las cenefas descubiertas en la última restauración. Y la Sala de campanas (escalón 145), alberga ocho de volteo que llevan estos nombres: Dolores, Joaquina, Cristina, Victoria, Jaime, Ángel, Vicent (que despierta a las 6 de la mañana del día de la Romería de la Magdalena) y María (que anuncia la vesprà de la Magdalena).

Desde la cuarta estancia se accede a la Terraza (escalón 188), en la que lucen ocho gárgolas: dos perros (símbolo de la fidelidad y de Sant Roc, antiguo patrón de Castelló), dos leones (emblema del evangelista San Marcos, que representan la fuerza y la majestad), dos águilas reales (que también expresan poder) y dos arpías (seres mitológidos que significan culpa y castigo). Esta terraza acoge un chapitel de planta triangular con pilastras de orden toscano cubiertas con tejas azules, y rematado con una veleta. Su interior alberga tres campanas más: Tófol (en honor a San Cristóbal, patrón de la ciudad) es la más antigua, data de 1604, pesa 2.156 kilos y, desde entonces, es la que da las horas; y Ana y María del Lledó dan los cuartos.

 

El Fadrí cobra también protagonismo en las fiestas de la Magdalena con la Enfarolà, en la que –tras procederse a descolgar desde su cima el cartel anunciador de cada edición– es el epicentro de un espectacular castillo de fuegos artificiales.

 

     Visita virtual a El Fadrí: https://bit.ly/3972Wo8

    Planifica tu escapada: https://www.castellonturismo.com

El secreto de la verdadera magia de Menorca

 

Más allá de sus mil calas y playas, de su naturaleza, gastronomía y patrimonio, hay algo que distingue a Menorca y atrapa al visitante: su manera de entender la vida, forjada con el paso de las distintas civilizaciones que han dejado huella en ella. Los gestadores de la cultura talayótica, allá por el 1400 a.C., los romanos, los vándalos y los bizantinos, los musulmanes… y, más recientemente, los ingleses (sobre todo) y franceses. Todos ellos contribuyeron a definir el carácter del menorquín, que recibe al visitante con los brazos abiertos, dispuesto a que se sienta como en su propia casa. Un valor inmaterial pero que, sin duda, agradece el viajero, quien rápidamente olvida el estrés de la vida cotidiana para disfrutar por unos días de la mágica esencia de la isla. Un lugar donde se vive, siente y disfruta a ritmo slow. Tentador, ¿verdad?

 

‘El factor humano’ –título de una de las más prestigiosas novelas de Graham Greene– serviría para definir el secreto mejor guardado de Menorca: sus gentes que son las que dan vida a todo lo demás. Empezando por esas milenarias piedras que configuran una de las señas de identidad de la isla: la cultura talayótica, que en febrero de este año será presentada por España como candidata a Patrimonio de la Humanidad.

 

 

     Visitar un destino conlleva algo más intenso y profundo que la simple contemplación de monumentos o hacer selfies junto a ellos. Es sumergirse en la propia historia de cada uno para entender su verdadero significado, el resultado de lo que contemplan nuestros ojos. Y todo ello hay que saber contarlo, con orgullo y con pasión, como lo hacen los menorquines. Solo así es posible entender cómo esos conjuntos de milenarias piedras componen navetas, talayots, taulas o necrópolis, auténticas obras de arte pétreas de una civilización que empezó a marcar el destino de Menorca, su diferenciación como una isla única en el Mediterráneo.

 

La historia también está perfectamente fusionada con la conservación del territorio de la isla, Reserva de la Biosfera desde hace un cuarto de siglo. Dan fe de ello senderos como el Camí de Cavalls, 185 kms que recorren todo el perímetro costero y cuyos orígenes se remontan a 7 siglos atrás cuanto, en tiempos del rey Jaime II, se ordenó mantener un caballo armado para vigilarla ante posibles ataques por mar. O el Camí d’en Kane, construido durante la dominación británica (siglo XVIII) por orden del gobernador inglés Richard Kane y que durante un siglo se convirtió en el eje principal de Menorca, de Ciutadella a Maó. En la actualidad parte de este camino –desde Es Mercadal a Maó– es una ruta paisajística.

 

 

     También la gastronomía de Menorca –que le ha valido el reconocimiento de Región Europea de la Gastronomía 2022– es rica en matices de otras culturas que han dejado su poso en muchas de sus recetas. Como el vino, que implantaron los romanos; el cuscussó, dulce típico navideño, heredado de los árabes; la ginebra menorquina autóctona, el Gin Xoriguer, de influencia británica al igual que el brou de xenc (caldo ternera); o la salsa mahonesa, que durante la dominación francesa entusiasmó al Duque de Richelieu (siglo XVIII), quien ‘exportó’ la receta a Francia con el nombre de mahonnaise, en honor a Maó.

 

Y más allá de la propia tierra también está el cielo, que ya observaban los antepasados menorquines y que ha derivado en otro de los grandes atractivos de la isla, declarada Destino y Reserva Starlight por su nitidez nocturna, nula de contaminación lumínica.

 

El secreto de la verdadera magia de Menorca está, precisamente, en haber sabido mantener la autenticidad de esa esencia multicultural que ha impregnado el carácter menorquín. Historia, naturaleza, costumbres, tradiciones… pero, sobre todo, personas. Parad los relojes y disfrutad de esta magia de Menorca como hacen los menorquines: poc a poc.

 

                             Más información en: www.menorca.es