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DEVOCIÓN EN CASTILLA-LA MANCHA. MIL Y UNA HISTORIAS DE SEMANA SANTA

Déjate llevar por cinco provincias volcadas completamente a su tradición y cultura a través de pasos, tamborradas y representaciones teatrales de alto valor emotivo.

 

 

A lo largo y ancho de Castilla-La Mancha se respira fervor, devoción y una emoción contenida que, desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección, se va dejando aflorar en sus pueblos y ciudades. Semanas Santas hay muchas, y cada uno presume de la suya con orgullo. Es prácticamente inabarcable condensar todas las manifestaciones de arte sacro, folclore, artesanía y cultura en una comunidad tan extensa, pues en sus cinco provincias, Castilla-La Mancha aglutina algunas de las celebraciones más emblemáticas de España.

 

En Toledo, por ejemplo, declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional desde 2014, la Semana Santa alcanza su máxima expresión con procesiones nocturnas que iluminan el casco histórico, donde cofradías centenarias desfilan con pasos de arte sacro. Entre ellas, destaca la emotiva Procesión del Cristo de la Vega, acompañada de cantos y rituales únicos que reflejan la devoción y tradición toledana. Ocaña, Talavera de la Reina, Quintanar de la Orden, Villacañas, Corral de Almaguer, Carmena, Cebolla o Novés son algunos de los destinos que merece la pena recorrer estos días para quedar prendados de procesiones en las que el silencio sepulcral, la luz de las velas y la implicación de todo un pueblo crean una atmósfera irrepetible.

 

La Semana Santa en Ciudad Real, declarada de Interés Turístico Nacional, destaca por sus procesiones con 34 pasos de gran valor artístico, donde hermandades desfilan con túnicas y música que crean un aura única. Desde el Domingo de Pasión hasta el Domingo de Resurrección, la devoción y el arte se fusionan en una experiencia emocional profunda. En la provincia son de obligada visita Villarubia de los Ojos, Campo de Criptana o Daimiel. Por no hablar de la Ruta de la Pasión Calatrava, un itinerario de cinco días que recorre diez municipios del Campo de Calatrava, ofreciendo una experiencia que combina religión, cultura y tradición. Desde el Miércoles Santo hasta el Domingo de Resurrección, se celebran escenificaciones históricas de la Pasión de Cristo, acompañadas de romances y músicas locales. La gastronomía, con dulces como la flor de Calatrava, y la artesanía, como las mantillas de encaje y las armaduras de las cofradías, enriquecen esta celebración. Esta ruta permite descubrir el patrimonio cultural, natural y gastronómico único de la región, heredado de la Orden de Calatrava. El Juego de las Caras, una tradición de la Semana Santa Calatrava, destaca en Calzada de Calatrava. Inspirado en el sorteo de la túnica de Cristo, el juego enfrenta a jugadores (llamados «puntos») y la banca. Se lanzan dos monedas: si ambas son cruz, gana el jugador; si ambas son cara, gana la banca; si son diferentes, se repite el lanzamiento. Esta ceremonia combina historia, cultura y tradición en un ritual único.

 

La Semana Santa de Cuenca, declarada de Interés Turístico Internacional, destaca por su belleza y el escenario medieval del Casco Antiguo. Las procesiones, desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, alcanzan su punto culminante con las Turbas en la madrugada del Viernes Santo, donde tambores y silencios crean una atmósfera única. Esta celebración combina tradición, devoción y un profundo arraigo entre los conquenses. Coincide además con la Semana de Música Religiosa de Cuenca (SMRC). Celebrada desde 1962, es uno de los festivales más antiguos de España y fue declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional en 1979. Con más de 900 conciertos y 300.000 asistentes de todo el mundo, se ha consolidado como un evento cultural de proyección global. Inicialmente en iglesias como San Miguel y San Pablo, ahora se celebra en el Teatro Auditorio de Cuenca y otros espacios emblemáticos como Uclés y Arcas. La SMRC combina música litúrgica, antigua y contemporánea, destacando por su propuesta única que abarca más de diez siglos de creación musical. En la provincia se puede disfrutar también de la Semana Santa de Tarancón, una ciudad que durante una semana se transforma en la Jerusalén en la que vivió Cristo, con toda una localidad volcada en representar los últimos días de Cristo. Motilla del Palancar vive unos días similares con su Pasión y Muerte, de especial emotividad y una ambientación muy lograda.

 

La Semana Santa de Guadalajara, declarada de Interés Turístico Regional en 1999, se caracteriza por ocho procesiones llenas de solemnidad y fervor, donde nazarenos descalzos y con cadenas cumplen promesas. Destacan el Lavatorio del Jueves Santo y el Vía Crucis del Viernes Santo, celebrados por la Cofradía de los Apóstoles. Este evento, arraigado en la cultura local, atrae a miles de visitantes y muestra el patrimonio monumental de la ciudad, siendo una expresión viva de religiosidad y tradición. Merece la pena también visitar en estas fechas la localidad de Hiendelaencina, un pueblo de no más de 150 habitantes en el que se da vida a pasajes como la Última Cena, Huerto de los Olivos, Juicio ante Caifás, ante Pilatos, la subida al Calvario y la Crucifixión.

 

Por otra parte, la Semana Santa de Albacete, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional en 2017, incluye 21 procesiones organizadas por 14 cofradías, desde el Domingo de Ramos hasta el de Resurrección. Destacan la Procesión del Silencio del Jueves Santo y la procesión infantil del Lunes Santo. Con 36 tallas y pasos portados por costaleros, la celebración combina solemnidad, belleza y tradición. Es en la provincia donde se pueden disfrutar, además, de espectaculares representaciones como las de La Roda, Villarrobledo, El Bonillo, Chinchilla de Montearagón, y las tamborradas de Hellín, Tobarra y de Agramón. Si hay algo que encoge el alma son los minutos previos de silencio, interrumpidos abruptamente por un estruendo de tambores y bombos que crean una escena ensordecedora, pero genuinamente atractiva.

 

Que Castilla-La Mancha sea tu destino esta Semana Santa es algo fácil de adivinar. Que puedas elegir entre la inmensa cantidad de opciones para vivir la pasión y el fervor de estos días será lo más complicado. Sin embargo, esta tierra te cautivará desde el primer minuto para que quieras repetir siempre.

 

Más información: https://www.turismocastillalamancha.es/

¡ARANDA DE DUERO SABOREA SU SEMANA SANTA A BASE DE TORRIJAS Y LIMONADA!

Aranda de Duero acude fiel a su cita con la cuarta edición de la Ruta de la torrija y la limonada, del 12 al 21 de abril.

 

 

Semana Santa sin dulce no es Semana Santa. Como en Aranda de Duero lo saben muy bien, este año celebran la cuarta edición de la Ruta de la Torrija y la Limonada. Los establecimientos hosteleros de la comarca se vuelcan un año más en una ruta que los más golosos podrán disfrutar en mitad de unas fechas tan señaladas. La Semana Santa de Aranda de Duero, declarada Fiesta de Interés Turístico Regional, es una de las más populares de toda Castilla y León, y esta ruta se convierte en un aliciente más para vivirla con familiares o amigos.

 

18 establecimientos van a hacer las delicias de los fanáticos del dulce durante esta 4ª edición de la Ruta de la Torrija. Mucho más que un postre, la torrija se ha consolidado como una razón de peso para recorrer cafeterías y restaurantes en busca de tan suculento bocado. Puede que no haya mucho que contar acerca de este postre, que es tan sabroso como sencillo de preparar: Rebanadas de pan del día anterior (unos 2 cm de grosor) sumergidas en leche infusionada con azúcar, canela en rama y cortezas de limón. Una vez bien empapadas, se rebozan en huevo y se fríen. Ya doraditas, se depositan en una bandeja con papel absorbente (para eliminar aceite), y se sirven templadas o frías, presentadas con azúcar y canela espolvoreados o miel. Sea como sea, siempre se puede dar un giro a esta receta y sorprender al comensal con algún que otro detalle que no dejará indiferente a nadie.

 

 

A su vez, 27 bares, restaurantes y asadores, muchos de ellos participantes de la Ruta de la Torrija simultáneamente, servirán en estos días la popular ‘limonada de vino’ o ‘limonada de Semana Santa’. ¡Ojo! ¡Que nadie se confunda! Esta limonada contiene alcohol. Se prepara a base de vino tinto y rosado D.O. Ribera del Duero, al que se le añade en un cuenco, azúcar, cáscara de limón troceada y canela, dejándose macerar durante un par de días, para luego servirse bien fresquito.

 

 

Quienes han visitado Aranda de Duero durante estas fechas han sido testigos de como la comarca entera sale a la calle para disfrutar de unos días en los que el fervor y la tradición se entrelazan con una cultura gastronómica sin igual, donde las torrijas y la limonada son la nota dulce a un verdadero festín a base de delicias como morcilla IGP Burgos, lechazo asado y el mejor vino D.O. Ribera del Duero. A todos nos encanta comer de maravilla, celebrar con los nuestros el estar juntos, y hacerlo, a ser posible, en un entorno fantástico como el que regala Aranda de Duero… ¡A comer!

 

Más información: www.asohar.es

www.lechazo.es

https://www.arandadeduero.es/

DONDE LOS TAMBORES DE LA SEMANA SANTA LATEN MÁS FUERTE QUE EL CORAZÓN… ¡TERUEL!

Un territorio donde cada primavera el tiempo se detiene y su gente se vuelca en salir a la calle a celebrar la devoción y la fe en procesiones y actos irrepetibles.

 

 

En la provincia de Teruel, la Semana Santa trasciende lo religioso para convertirse en un eco profundo que resuena en el corazón de sus gentes. Es una celebración que une pasado y presente en un mosaico de emociones, sonidos y colores, transformando esta tierra en un escenario donde la fe, la tradición y la comunidad se funden en una experiencia única. Desde la capital turolense hasta los pintorescos pueblos de Valderrobres, Rubielos de Mora y Sarrión, cada rincón ofrece una visión singular de esta festividad, declaradas de Interés Turístico nacional o de Aragón por su riqueza cultural y espiritual.

 

 

 

Teruel: el latido de los tambores

Declarada de Interés Turístico Nacional, la Semana Santa de Teruel es un espectáculo de solemnidad y devoción que estremece a quien la vive. Las calles de la capital se llenan de imágenes sagradas, hábitos penitenciales y cofrades que avanzan al ritmo de tambores y bombos, instrumentos que dan voz a la emoción colectiva.

El momento más emotivo llega la tarde del Viernes Santo con la Procesión General, un recorrido extenso y vistoso por el casco histórico en el que participan todas las hermandades de la ciudad. El sonido de las cornetas, los tambores y los bombos acompaña cada paso, creando una atmósfera que conmueve hasta las lágrimas. Actos como la ‘Rompida de la hora’ del Viernes Santo o la Exaltación de los instrumentos de Semana Santa a cargo de las Bandas de Cornetas, Tambores y Bombos de la Cofradías, Hermandades y Asociaciones turolenses, refuerzan el carácter único de esta celebración, donde la música y la fe se entrelazan.

Rubielos de Mora: la fusión de lo sagrado

En Rubielos de Mora, la Semana Santa es una tradición con un arraigo importantísimo gracias a la Cofradía de la Sangre de Cristo, cuyas raíces se remontan a mediados del siglo XX, aunque con referencias históricas aún más antiguas. Aquí, la celebración adquiere un carácter singular con la “vuelta de procesión”, un recorrido que pasa por tres templos emblemáticos: la iglesia del Hospitalico, Santa María la Mayor y el Convento de las Monjas Agustinas.

 

Uno de los momentos más destacados es el “Encuentro”, donde dos procesiones convergen en una sola, simbolizando la unión de la comunidad en torno a la pasión de Cristo. La participación activa de los vecinos y el acompañamiento de la Asociación de Tambores de la Santa Cruz añaden un toque de solemnidad y autenticidad que convierte esta Semana Santa en una experiencia inolvidable.

 

 

Valderrobres: el eco de los tambores femeninos

 

En Valderrobres, la Semana Santa es el fruto de un esfuerzo colectivo que comenzó a mediados de los años 50 con la creación de la Cofradía del Santo Entierro (de hombres) y la Cofradía de la Soledad de la Virgen (de mujeres). La compra de pasos, la definición de los hábitos y la incorporación de un grupo de tambores y bombos sentaron las bases de una celebración que ha ido creciendo con el tiempo.

 

En los años 80, el tambor y el bombo se convirtieron en protagonistas indiscutibles, dando lugar a la creación de varios grupos, entre ellos uno femenino y otro de cornetas. Cada Viernes Santo, a las 12 de la mañana, tiene lugar la Rompida de la Hora con la plaza llena de tambores y bombos y cofrades con el hábito a cara descubierta llenando el aire de emoción y devoción. También el viernes, en la procesión del Santo Entierro, se viste de luto portando escapulario y vela.

 

 

Sarrión: ocho siglos de devoción

 

Sarrión es otro de esos destinos imprescindibles durante la Semana Santa. Con más de 800 años de historia, es un legado vivo de devoción, arte y tradición que conecta a sus habitantes con sus raíces más profundas.

 

 

La Cofradía de la Sangre de Cristo, una de las más antiguas de España con orígenes que se remontan a los siglos XII y XIII, es el alma de esta celebración. Sus procesiones, cargadas de solemnidad y emoción, transforman las calles de Sarrión en un escenario donde la fe y el arte se funden. Destacan la procesión del Pregón o «Salidhijas» el Viernes Santo por la mañana, el imponente Santo Entierro en la noche del mismo día, y la emotiva procesión de la Soledad el sábado por la tarde.

 

 

El vestuario tradicional de los cofrades, único en la zona, añade un carácter distintivo a estas procesiones, mientras que los cánticos emblemáticos, como el Miserere polifónico en latín y el Salidhijas, versos anónimos que narran la pasión de Cristo, envuelven el ambiente en una atmósfera de recogimiento y belleza. El pregón, con su canto de invitación al Santo Entierro, y el estruendo de los tambores, acompañados por la vistosa guardia romana, completan un cuadro de colorido y solemnidad que resuena en la noche turolense.

 

 

La Semana Santa en Teruel, Valderrobres, Rubielos de Mora y Sarrión es mucho más que una celebración religiosa; es un viaje al alma de una tierra que guarda con celo sus tradiciones. Es el sonido de los tambores que resuena en las calles, el silencio reverente ante los pasos, la unión de una comunidad que se reconoce en sus ritos y en su historia.

 

 

Vivir estas celebraciones es sumergirse en una experiencia que trasciende lo terrenal, conectando con lo más profundo de la identidad turolense. Es, en definitiva, un regalo para los sentidos y el espíritu, una invitación a sentir la pasión, la muerte y la resurrección a través de la mirada de quienes han sabido preservar, con amor y dedicación, el legado de sus antepasados.

 

 

Más información: www.sienteteruel.es

DONDE LA SEMANA SANTA NO SE VIVE, SE SIENTE… ¡ARANDA DE DUERO, CRISOL DE EMOCIONES!

Momentos únicos como la Bajada del Ángel, el Descendimiento o la Procesión del Silencio, maridan a la perfección con una ciudad que tiene arte, cultura y gastronomía.

 

 

 

Como cada año, Aranda de Duero se prepara para su semana grande. La cotidianidad y la rutina del día a día que hay cada mañana en esta ciudad burgalesa deja paso al caer la tarde para el silencio, el recogimiento y la reflexión. Centenares de arandinos preparan sus túnicas y uniformes, para acompañar en un reverencial y respetuoso silencio a sus veneradas imágenes y pasos, cautivos por la emoción y el fervor. Saben que su Semana Santa es una ocasión única, y llevan todo el año esperando para vivirla y hacerles vivir a los visitantes unos días de intenso ir y venir por procesiones en los que no se oye más que el sonido de tambores y cornetas, junto con un mudo clamor de emoción…

 

Es sumamente difícil armar un relato que refleje toda la emoción, el sentir y la devoción que genera una semana al año en una localidad como Aranda de Duero. Una ciudad acostumbrada a celebrar con júbilo sus grandes fechas que, sin embargo, una vez al año vive con un curioso corsé emocional que aglutina sentimientos como la fe, el respeto, la reflexión y la devoción, y que se libera en un estallido de júbilo cada Domingo de Resurrección con la Bajada del Ángel…

Porque hay momentos en la Semana Santa de Aranda de Duero que la convierten en imprescindible para devotos o simples amantes de la cultura y las tradiciones. La Bajada del Ángel, orgullo de los arandinos, explica muy bien su fervor y amor por estas fechas. Toda la plaza a los pies de la monumental Iglesia de Santa María conteniendo el aliento mientras la Virgen, cubierta con un velo negro, espera en silencio, la llegada de un Ángel, encarnado por un niño o niña de apenas tres o cuatro años, que desciende desde siete metros de altura. Retira el velo, se encuentra con su hijo Resucitado, y la plaza estalla en júbilo y, por un momento, el tiempo parece detenerse.

El camino hasta aquí ha sido todo un carrusel de emociones. Con hitos como la procesión del Silencio, que cada Jueves Santo cruza el río Duero regalando al espectador una estampa de inusitada belleza. Hay un halo de leyenda sobre esta imagen, denominada el Santísimo Cristo del Milagro, que la convierte en un verdadero tesoro, ya que cuentan que, durante la ocupación francesa en la Guerra de la Independencia, un soldado francés osó alzar su mano para abofetear la imagen, con el infortunio (para él) de que su brazo fue inmovilizado en el acto por acción divina.

Si viajamos aún más atrás en el tiempo, al siglo XVII, hallamos una tradición que nos ha acompañado hasta nuestros días. ‘El Descendimiento’ convierte cada Viernes Santo en una bella obra inmaterial, en la que los cofrades desenclavan de la cruz a Cristo muerto, una imagen articulada que desde 1624 protagoniza uno de esos momentos que eriza la piel, da igual cuantas veces lo presencies.

Hay más momentos que vivir en Aranda de Duero durante estos días. La ciudad recibe al viajero con los brazos abiertos, deseosa de compartir su fiesta, su cultura, tradiciones e historia. Aunque, Aranda de Duero no sería la misma si no fuera un verdadero referente gastronómico. Asadores y restaurantes que se llenan de comensales ávidos de probar sus mejores creaciones gastronómicas. Son ya populares sus torrijas y su limonada, que, durante estas fechas, los establecimientos se afanan por ofrecer sus versiones en una ruta de la torrija y la limonada que va ya por su cuarta edición. La ‘limonada’, elaborada a base de vino de la D.O. Ribera del Duero y acompañada de una esponjosa torrija, son el broche perfecto a un menú en el que, por supuesto, debe tener su espacio el fabuloso lechazo asado de Aranda de Duero. Toda una delicia que atrapa al comensal desde que le sirven una bandeja de barro con un cuarto de la mejor carne de lechal de la comarca y queda prendado de su aroma, su hipnotizante tostado y su inconfundible sabor. Un regalo para los sentidos.

Aranda de Duero es mucho más que un destino gastronómico o histórico. Es un lugar donde la Semana Santa se vive con una intensidad que cambia a quienes la experimentan. Una fiesta que no se limita a lo religioso, sino que abraza la cultura y el arte, formando parte de su identidad y sabiendo transmitir su pasión con autenticidad.

 

 

Más información: www.asohar.es

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LA RUTA DEL TAMBOR Y BOMBO: UN VIAJE AL CORAZÓN DE LA SEMANA SANTA DE LA PROVINCIA DE TERUEL

Vive un viaje muy emocional por una de las rutas más importantes del Bajo Aragón Histórico y 9 pueblos en los que la tradición ha escrito su historia…

 

La Ruta del Tambor y Bombo es una de las manifestaciones más vibrantes y profundas de la Semana Santa en España. Este itinerario, que recorre varios pueblos de la provincia de Teruel, une tradición, fe y cultura en una experiencia única, donde el sonido grave de los tambores y bombos resuena como un eco atávico que conmueve el alma. Cada localidad, con sus peculiaridades, contribuye a tejer un mosaico de devoción y arte que trasciende lo religioso para convertirse en un fenómeno identitario y turístico de primer orden.

 

Albalate del Arzobispo es un epicentro de esta ruta, con raíces que se remontan al siglo XVII. La Cofradía de la Sangre de Cristo y la construcción del Calvario y la Ermita del Santo Sepulcro son testigos de una tradición que, tras la Guerra Civil, resurgió con nuevas imágenes y el emblemático toque de tambores y bombos. Desde su integración en la Ruta del Tambor y Bombo en 1983, Albalate se ha consolidado como un referente, con eventos nacionales y su icónico monumento al Bombo, símbolo de una experiencia única de fervor y sonido.

 

En Alcañiz, la Semana Santa es una celebración profundamente arraigada en la identidad local. Desde 1678, cuando Fray Mateo Pestel instauró el toque de tambores para evocar el temblor de la tierra durante la agonía de Jesús, esta tradición ha perdurado con solemnidad. El Monumento al Tambor, obra del artista José Gonzalvo, inmortaliza esta pasión, mientras la Junta Suprema de Cofradías vela por preservar y promover un legado que convierte a Alcañiz en un referente del turismo religioso.

 

Alcorisa brilla con su emblemática representación del “Drama de la Cruz” en el Monte Calvario, un escenario natural que ha acogido esta obra desde 1978. Lo que comenzó como una iniciativa teatral de un grupo de jóvenes ha evolucionado hasta convertirse en un espectáculo impresionante, con más de 300 actores y miles de espectadores. Su despliegue técnico y guion cuidadosamente elaborado la han erigido en un símbolo de identidad dentro de la Ruta del Tambor y Bombo.

 

En Andorra, la Semana Santa es una profunda reflexión sobre la condición humana, simbolizando el dolor, la injusticia y la esperanza. Sus cofradías, surgidas en el siglo XVII, organizan procesiones como el Vía Crucis al monte Calvario y la de Resurrección al amanecer, tradiciones que perduran con fervor. Este legado, arraigado en la identidad local, convierte a Andorra en un destino imprescindible dentro de la Ruta del Tambor, donde la fe y la cultura se entrelazan en un escenario único.

 

Calanda es sinónimo de tradición y fervor, marcada por el resonar de tambores que, según la leyenda, se remonta al siglo XII. El «Milagro de Calanda» inspiró la figura de Longinos en sus procesiones, mientras ritos como la Marcha Palillera, organizados desde el siglo XIX por Mosén Vicente Allanegui, y cofradías como Las Esclavas, elevan la celebración a su clímax el Viernes Santo con el emblemático «romper la hora». Un espectáculo único que convierte a Calanda en un referente de la Ruta del Tambor.

 

En Híjar, las raíces de la Semana Santa están en el siglo XVI, cuando el Duque de Híjar encargó a los Franciscanos organizar las celebraciones, conservando el toque de tambores con túnicas negras. Su emblemático «Romper la Hora», un ritual único que tiene lugar a medianoche bajo la luna llena, crea una atmósfera mística. Tras la Guerra Civil, la tradición resurgió con fuerza, consolidándose con concursos de tambores y bombos desde 1965. Un imprescindible en la Ruta del Tambor.

 

La Puebla de Híjar celebra una Semana Santa con raíces en el siglo XIII, donde documentos del siglo XVI ya mencionan el toque de tambores y bombos. Esta tradición, que lleva más de 300 años, incluye actos en el Monte Calvario, consolidándose como un pilar cultural y religioso. Un destino imprescindible en la Ruta del Tambor, donde la historia y la fe resuenan en cada rincón.

 

Samper de Calanda vive estos días de forma intensa, en un entorno histórico y religioso único, con la imponente iglesia de El Salvador del siglo XVIII y el Calvario, testigo de siglos de devoción. Influenciada por íberos, cristianos, musulmanes y judíos, la tradición del «estruendo» durante la Pasión se remonta a los monjes hospitalarios de San Juan de Jerusalén. Aunque gran parte de su documentación se perdió en la Guerra Civil, la ermita de Santa Quiteria y el Sepulcro, fundado en 1793, siguen siendo símbolos vivos de su rico patrimonio. Un destino esencial en la Ruta del Tambor.

 

Urrea de Gaén encuentra sus raíces en la tradición franciscana del Vía Crucis, con su Calvario construido a finales del siglo XIX. Desde 1885, los vecinos comenzaron a tocar el tambor, una práctica que evolucionó con el tiempo, destacando el emblemático «romper la hora». Tras la Guerra Civil, la tradición resurgió con la recuperación de alabarderos, cornetas y peanas, consolidándose como una celebración vibrante y profundamente arraigada. Un imprescindible en la Ruta del Tambor.

 

La Ruta del Tambor y Bombo no es solo un recorrido geográfico, sino un viaje al corazón de la Semana Santa, donde el sonido de los tambores y bombos se convierte en el latido de una tradición que une pasado, presente y futuro.

Más información: www.sienteteruel.es