Pasear por las calles de Villena también resulta un placer en otoño. Perderse por el manto amarillo que las hojas tejen en sus rincones es tarea obligatoria para el visitante, que se encontrará una ciudad repleta de historia, fruto del mestizaje moro-cristiano. Situada al noroeste de la provincia de Alicante, en la comarca del Alto Vinalopó, es coronada por el Castillo de la Atalaya, una fortaleza del siglo XII que se yergue sobre la ciudad para cuidar de ella. Esta pieza histórica, declarada ‘Monumento de Valor Artístico’ en 1931, goza en la actualidad del calificativo de ‘Bien de Interés Cultural’.
Bajo su atenta mirada, se encontró, durante el frío invierno de 1963, el Tesoro de Villena. Un conjunto de casi diez kilos de oro y más de seiscientos gramos de plata que tiene una antigüedad de 3.000 años, formado por sesenta piezas de oro de 23,5 quilates, en su mayoría cuencos, brazaletes y botellas, así como por un remate de hierro con adornos de oro y un botón de ámbar y oro.
No es el único tesoro que la ciudad contiene. La Plaza Mayor ejerce de eje entre el casco antiguo y la ciudad moderna. La Plaza de las Malvas alberga la casa-palacio de la Familia Mergelina, construida a finales del siglo XVII. La Plaza de Santiago constituye el núcleo de la antigua población cristiana y se mantiene como centro cultural, social, civil, religioso, de esparcimiento y de ocio. Villena cuenta, además, con numerosas iglesias y monumentos de carácter religioso, como las Ermitas de San José y San Antón del siglo XVI, el Santuario de las Virtudes, a las afueras de la ciudad, o las iglesias de Santa María y Arcedianal de Santiago. Pero el municipio tiene mucho más que ofrecer a los viajeros, como la Casa Galería Estudio del pintor Isidro Gosálbez, las Casas Cueva Tuareg, la Bodega El Caracol, o el Teatro Chapí, que surgió de la idea de unos villenenses que se desplazaron a Alicante para asistir al estreno de ‘La Tempestad’, zarzuela cuyo autor es Ruperto Chapí Lorente.
La ciudad alicantina se caracteriza, además, por su marcado carácter festivo. En otoño también hay lugar para la celebración y son tres eventos los que concentran la actividad lúdica de la localidad. En primer lugar, la Feria de Muestras, que se celebrará del 28 al 30 de septiembre, y que incluye numerosas actividades relacionadas con el comercio, el ocio, la agricultura, el motor, la promoción y la gastronomía. Precisamente esta última es también otro de los grandes atractivos de la localidad, en especial por sus vinos D.O Alicante, que le han valido para ser premiada con la Mención Especial de Mejor Municipio Enoturístico de España.
En el mes de octubre, el día 6, se celebra el Rabalfest, un evento que tiene la originalidad de aunar la tradición española de la fiesta de la Vendimia con la del Oktoberfest alemán. En el corazón del barrio del Rabal, el visitante podrá disfrutar de dos ambientes tan auténticos como diferentes. Por un lado, el patio de la Casa de la Tercia, se convertirá en una plaza de Munich en pleno Oktoberfest, con decoración alemana, salchichas de diferentes tipos, «bretzels» ─bollos típicos con forma de lazo─, ensalada de patatas con bacon y por supuesto cerveza… mucha cerveza. Jarras de 1/2 litro de auténtica cerveza alemana. Como contraste, a pocos metros, en la antigua bodega “El Caracol”, encontramos los aperos de labranza, los barriles de vino, y las parras colgadas para adentrarnos en la fiesta de la vendimia. Vinos blancos, rosados y tintos que son degustados con tradicionales tapas españolas y embutido de la tierra.
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