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EN ROSES, AL BUEN TIEMPO, SIEMPRE MEJOR CARA

Disfrutar del primer baño de la temporada en el corazón de la Costa Brava, en un enclave espectacular y disfrutando de la mejor gastronomía en una palabra: Roses.

 

 

 

 

 

Con la llegada del buen tiempo, la Costa Brava se convierte en un destino ideal para aquellos que buscan disfrutar de un clima único, de la tranquilidad de la playa y de una suculenta selección de manjares en la mesa. En este sentido, Roses es uno de los lugares más privilegiados de la zona.

 

 

Las tardes empiezan a ser apeteciblemente largas y pocas cosas gustan más que detenerse frente al mar en cualquier punto de la Bahía de Roses y dejarse llevar por la brisa y el sonido de las olas. Lo difícil es decantarse por una de sus playas: Cala Montjoi, con sus aguas cristalinas y rodeada de acantilados es una de las playas más bonitas de Roses. Es ideal para aquellos que buscan tranquilidad y naturaleza. Playa de la Almadrava, por otra parte, con su arena gruesa situada al norte, es una playa muy popular entre los locales. O la siempre salvaje Cala Jóncols, rodeada de naturaleza y perfecta para practicar snorkel y disfrutar de la tranquilidad y la belleza natural de la zona.

 

 

El entorno natural de Roses es espectacular. El Parque Natural de Cap de Creus, situado muy cerca de la ciudad, ofrece paisajes únicos en Europa. Este paraje es ideal para realizar rutas de senderismo y ciclismo, lo que permitirá al visitante adentrarse en un entorno natural único. También se puede disfrutar de un paseo en barco y así descubrir esas calas de aguas cristalinas tan características de Roses a lo largo de la costa.

 

 

Hablar de gastronomía en Roses conduce sí o sí a la dieta Mediterránea. Es obligatorio no concluir la visita sin haber degustado delicias como el ‘Suquet de peix’, un guiso sorprendentemente simple hecho con pescado fresco acompañado con patatas, ajo, tomate, pimiento y otras especias que recoge la esencia de lo que es Roses: mimar lo local, elegir el producto fresco de la tierra y primar la calidad por encima de cualquier otro concepto. Mucha de esa esencia se plasma también en su cultura vinícola. A lo largo del tiempo, el cultivo de la vid ha sido el protagonista de estas tierras. Desde la época de los emporitanos hasta los dominios eclesiásticos de Sant Pere de Rodes o Sant Quirze de Colera, y pasando por el movimiento cooperativo que surgió después de la crisis de la filoxera en el siglo XX, hasta la actualidad, donde se observa un florecimiento de muchas iniciativas con gran entusiasmo y habilidad. Todo ese esfuerzo se ve reflejado en una Denominación de Origen con alma propia: Empordà. Incluye más de 40 bodegas, principalmente en el Alt Empordà. La uva predominante es la garnacha, también conocida como ‘lledoner’, en sus variedades blanca, roja y negra, así como la cariñena. Se pueden encontrar diferentes tipos de vinos, desde jóvenes y afrutados hasta crianzas excepcionales y vino dulce de garnacha.

 

 

 

En definitiva, la primavera en Roses es una experiencia única que no se puede dejar pasar. El entorno natural, la historia, la cultura y la gastronomía de esta ciudad hacen que sea un destino perfecto para todos aquellos que quieran disfrutar de unos días de relax en la costa. Y si además se tiene la oportunidad de participar en el primer baño de la temporada, la experiencia será aún más memorable.

 

 

 

 

 

Más Información en: http://ca.visit.roses.cat/

 

5 DESTINOS COSTEROS DE ENSUEÑO PARA UNA ESCAPADA AL MAR INOLVIDABLE

Prepara las maletas y el traje de baño, porque vamos a perdernos en verdaderos paraísos de nuestro litoral. Playas kilométricas para vivir una experiencia de cinco estrellas.

 

 

 

 

 

De norte a sur. En la península o en las islas. No se entiende España sin sus playas. Kilómetros de aguas cristalinas. Acantilados a los que asomarse y quedar sobrecogidos por la postal que surge a nuestros pies. Atardeceres que atesorar para siempre en el recuerdo. Historias que llenan páginas en nuestro libro de viajes. Desde el bravo y siempre cambiante Atlántico de Ferrol o la Ría de Muros Noia, hasta ‘Nuestro Mar’, o ‘Mare Nostrum’, que decían los romanos. Ese Mediterráneo que baña las costas de joyas como Menorca, Formentera o la Bahía de Roses… Sigues despierto, ¡pero has empezado a soñar!

 

 

 

 

  1. Una y mil veces, ¡Roses! Un destino de Costa Brava capaz de envolverte y no soltarte. Tendrás problemas para quedarte con una playa, porque en la Bahía de Roses tienes 16. Playas de arena fina, pequeñas calas arrinconadas de aguas limpias y cristalinas con arena gruesa combinada con guijarros., zonas para deportes acuáticos y rincones en los que ver atardeceres que pensabas que sólo sucedían en las películas. No por nada, la Bahía de Roses forma parta del selecto grupo del Club World Bays, privilegio que comparte con bahías como la de San Francisco, EEUU, o Suruga, en Japón. Más info: roses.cat

 

 

 

 

  1. Menorca y esos pequeños placeres que te hacen sentir inmenso. Menorca es una isla que, en su empeño por mostrarse como un paraíso ‘slow’, ha conseguido transmitir ese gusto por las cosas sencillas que ayudan a desconectar del ritmo de vida frenético y atropellado en el que nos vemos envueltos. 8 pueblos con 8 historias a cual más auténtica, te preparan a tu llegada a la isla, para que luego elijas caprichosamente donde vas a pasar unos instantes de puro trance. ¿Al norte? Playas con una aura hipnótica, salvaje y en el que los tonos rojizos de la arena y los verdes azulados del mar lo envuelven todo, como Cavalleria, Cala Morell o Cala Pilar. ¿Al sur? arena finísima y blanca, aguas turquesas y cristalinas, de una transparencia que impresiona y que nos permite observar el fondo marino como si de una fotografía se tratase. Cala en Turqueta, Macarella o Es Caló Blanc son una muestra de estas joyas que esconde la isla. Más info: Menorca.es

 

 

 

  1. Un azul que sólo se ve en Formentera. Recientemente elegida mejor destino de playa 2023 por los lectores de la revista Viajes National Geographic, cuesta creer que un pequeño rincón del Mediterráneo de apenas 83 km2 esconda tantas postales y lugares tan pintorescos a la par que hermosos. La preciosa Cavall d’en Borràs, con Ibiza de fondo. La tranquilísima Sa Roqueta, desde donde se ven unos atardeceres que te dejan anonadado. O como no, Ses Illetes, declarada en más de una ocasión como una de las playas más bellas del mundo. 69 kilómetros de playas para recorrerlas de arriba abajo, parando, dejándose llevar por la fresca brisa mediterránea. Y un patrón común, ese azul tan característico que sólo la posidonia oceánica es capaz de brindar a la pequeña de las Pitiusas. Más info: es

 

 

 

 

  1. Baño con vistas a la historia… de Ferrol. La ciudad coruñesa, ampliamente conocida por su glorioso pasado naval y por ser una de las cunas de la Ilustración en España, conserva uno de los conjuntos patrimoniales del siglo XVIII más importantes de nuestro país. Imagínate recorriendo las costas que en otro tiempo eran guardadas con celo por el majestuoso sistema defensivo que velaba por la ciudad. Playas de ría como A Graña o San Felipe. Arenales de mar abierto como San Xurxo, Esmelle, o Doñinos. Calas únicas como la rocosa Lobadiz, o la Cala de O porto, que desaparece casi por completo cuando llega la marea alta. Más info: com

 

 

 

  1. Muros Noia, una ría que te cambiará para siempre. ‘A Ría da Estrela’, un enclave, también en la provincia de la Coruña, que ha cautivado hasta los más descreídos que pensaban que ya lo habían visto todo en las Rías Baixas. Outes, Lousame, Noia, Porto do Son o Muros. Cualquiera de los municipios que conforman la ría son un verdadero acierto, si lo que quieres es empaparte de tradición marinera y deleitarte con espectaculares playas hasta donde alcanza la vista, como la de San Francisco, Ancoradoiro, o la de También hay pequeños rincones tranquilos como la playa de Siavo o la Cala de Punta Batuda. Lugares, todos ellos con una esencia propia con el Océano Atlántico como espectador de lujo. Más info: ariadaestrela.com

PALACIOS QUE VER EN GRANADA Y SÓLO UNO EN EL QUE PODER ALOJARTE

¿Alguna vez te has preguntado lo que se siente al descansar en un palacio y despertar en unas dependencias con unas vistas antes reservadas a la nobleza?

 

 

 

 

Hay vida más allá de La Alhambra. El orgullo, el santo y seña de la capital granadina abarca muchísimas atenciones de todas las decenas de miles de visitantes que acuden a la ciudad año tras año. Sin embargo, fuera del recinto amurallado hay algunos edificios señoriales que también forman parte de este mosaico cultural que es Granada. Unos fácilmente reconocibles en el callejero granadino, otros un tanto escondidos a los ojos del turista despistado que estaba perdiendose hata ahora una reliquia. Pero, ¿cómo sería dormir en uno de estos palacios? La respuesta la encontrarás en el Hotel Alhambra Palace.

 

 

 

Uno de los placeres más grandes al recorrer las calles de Granada es meterte de lleno en un viaje en el tiempo que nos teletransporta a siglos pasados. Épocas en las que la ciudad era un hervidero de comerciantes, soldados, clérigos, pillos, buscavidas y, como en otra dimensión a parte, la nobleza granadina. La élite que se reservaba rincones de singular importancia para exhibir su posición mediante fastuosos palacios que recordaran a quienes desfilaran ante ellos, quiénes eran y lo que representaban en el orden jerárquico de la ciudad.

 

 

 

Cerca, muy cerca del Campo del Príncipe, llegamos a la primera parada de la ruta. Ante nuestros ojos, el Hotel Alhambra Palace. 113 años de historia entre sus muros. Un edificio que forma parte de la historia reciente de Granada y que ya desde la entrada nos marca el paso a un recinto en el que la elegancia se mide de igual a igual con la sofisticación y el preciosismo que sólo el segundo hotel en activo más antiguo de España es capaz de proporcionar. Se pueden pasar, y no es exageración, horas paseando por sus salones y perderse en cada detalle, en cada rincón que guarda una historia que contar. Desde cualquiera de sus habitaciones se puede contemplar la Vega de Granada tal y como lo haría un duque o cualquier gran señor de familia noble. Los atardeceres desde su terraza panorámica son algo que excede las palabras. Gracias a la visión de un hombre extraorinario como fue Julio Quesada-Cañaveral, VIII Duque de San Pedro de Galatino, hoy podemos disfrutar del Hotel Alhambra Palace. Un edificio que desde su inauguración ha sido testigo y cronista década a década de la historia de Granada y España.

 

 

 

Podemos disfrutar de palacios como el de los Córdova, que aguarda al final del Paseo de los Tristes. Se construyó entre 1530 y 1592 en la Placeta de las Descalzas, pero en la década de los 60 fue trasladado a la Cuesta del Chapiz. Se hace difícil no quedarse con la boca abierta por el asombro al contemplar su portada renacentista y sus preciosos jardines. Bordeando el río Darro y con La Alhambra de fondo es de obligado cumplimiento detenerse en sus patios, en una fuente cuyo sonido invita a la calma, además de un estanque y un pequeño pilar adosado a la pared de la casa de los guardeses.

 

 

 

Dando un paseo por El Realejo, nos encontraremos con algunos edificios señoriales que atestiguan a la perfección el pasado grandioso de Granada a lo largo de los siglos. De esta forma, podemos deleitarnos con edificios poco conocidos como el Palacio de los Condes de Castillejo, en evidente abandono. Un edificio del s XVI, que a pesar de todo mantiene su aura nobiliaria, plasmada en su portada renacentista en esquina, con el escudo familiar. A dos minutos andando llegamos a la Plaza del Padre Suárez. Allí no queda sino maravillarse por obras arquitectónicas como el Palacio de los Gil Vázquez Reginfo, popularmente llamada ‘La Casa de los Tiros’. Una antigua mezquita reconvertida en casa señorial y que hoy en día funciona como Museo de Artes y Costumbres Populares. Muy cerca, casi pasando inadvertida, la Casa de los Marqueses de Casablanca, una combinación armoniosa de estilo gótico y neomudéjar. Estos edificios renacentistas conviven con otros más modernos como el Palacio del Marqués de Villa Alegre, actual Colegio de las Monjas Mercedarias. Un claro ejemplo de arquitectura palaciega granadina del siglo XIX. Un pórtico imponente cargado de ricos detalles neorrenacentistas.

 

 

Los Mendoza, la familia más poderosa en la España de los Reyes Católicos, también dispuso de unas dependencias acordes a su rango en la capital granadina. En 1540 adquirieron la propiedad situada en el Campo del Príncipe. Este inmueble, ostenta un hermoso patio adornado con sombreados platerescos, un bonito alfanje mudéjar en su salón principal y una capilla barroca que asombra por su belleza. Sin embargo, lo más cautivador se encuentra en su fachada, que exhibe una portada adintelada del siglo XVIII y, a su lado, una preciosa capilla con una portada de mármol negro. Todos estos elementos son testimonio mudo de su apasionante trayectoria histórica, que atrae la atención de cualquier visitante.

 

 

¿Palacios que ver en Granada? Hay una lista impresionante, pero sólo en uno de ellos podrás hospedarte y sentirte como un auténtico miembro de la nobleza: El Hotel Alhambra Palace.

Más información en: www.h-alhambrapalace.es

 

 

 

ENAMORARSE DE ALMENDRALEJO ES FÁCIL, DEJAR DE IR ES IMPOSIBLE

Historia milenaria, tradiciones, cultura, gastronomía, decenas de sitios para perderse en una ciudad capaz de dejarte sin habla.

 

 

 

 

 

 

Almendralejo, la ciudad del cava, del vino y del buen comer, es uno de los destinos turísticos más interesantes de Badajoz. Con una rica historia y un patrimonio cultural impresionante que se refleja en sus monumentos y fiestas, la ciudad extremeña ofrece al visitante una experiencia única. Una oportunidad de oro para asomarse a una ciudad capaz de conquistarte por los cinco sentidos.

 

 

 

Desde tiempos inmemoriales, Almendralejo ha sido un importante enclave para el comercio y la agricultura, gracias a su ubicación estratégica entre la sierra y la llanura. Situada en pleno corazón de la comarca de Tierra de Barros, esta ciudad extremeña ofrece al visitante una experiencia única, cargada de historia, cultura y sabores. El glorioso pasado de Almendralejo se refleja en su rico patrimonio histórico, que incluye monumentos como la iglesia de la Purificación, el Convento de San Francisco o la Plaza de Toros, entre otros.

 

 

 

La Parroquia de Nuestra Señora de la Purificación es un símbolo emblemático de la ciudad, construida en el siglo XVI sobre las bases de una ermita del siglo XV. Destaca por su impresionante decoración interior de pinturas murales al fresco ejecutadas por los pintores italianos Giovanni Gritti, Ottavio Bernardi y Emilio Nembrini en 1948, convirtiéndose en el espacio pintado al fresco más extenso de España. Además, cuenta con interesantes restos de pinturas góticas y un Retablo Mayor realizado en el primer cuarto del siglo XVII.

 

 

 

El Convento e Iglesia de San Antonio, fundados en 1664 por los Padres Franciscanos Alcantarinos, son un Bien de Interés Cultural. El convento fue expropiado en 1835 y utilizado como fábrica de harina, mientras que la iglesia se mantuvo para culto. En los años 80, el convento fue rehabilitado y cuenta con dos patios cuadrados y decoración de esgrafiado del siglo XVIII. La iglesia, de estilo barroco, con una nave y capillas laterales, se encuentra en el extremo oeste.

 

 

La Plaza de Toros de Almendralejo, construida en 1843, es un baluarte histórico y cultural. Es la única plaza en el mundo que cuenta con una bajo sus gradas. Tras varias remodelaciones, la plaza destaca por su poderosa construcción de muros externos con arcos y bóvedas, y su delicada estructura metálica. En 1942, la plaza fue comprada por un bodeguero y se convirtió en una bodega de inimitable belleza, que se puede visitar hoy en día como parte de un recorrido turístico por la ciudad.

 

 

 

Almendralejo es conocida por su amplia producción vitivinícola, y cuenta con numerosas bodegas que ofrecen visitas guiadas y catas de sus mejores vinos. Una oportunidad única para conocer de cerca la elaboración del vino y descubrir los secretos de su sabor y aroma. Además, la ciudad celebra cada año la Fiesta de la Vendimia, en la que se pueden degustar los vinos de la zona y disfrutar de un ambiente festivo y acogedor. La fiesta incluye numerosas actividades, como la pisada de la uva, la elección de la reina de la vendimia o el tradicional desfile de carrozas.

 

 

 

El Romanticismo marcó la historia de la literatura española y en Almendralejo, la ciudad natal de José de Espronceda y Carolina Coronado, se sigue sintiendo su presencia. La localidad celebra anualmente una serie de eventos culturales para recordar esta corriente, como la Ruta Literaria del Romanticismo. Además, el patrimonio cultural y arquitectónico de la ciudad cuenta con monumentos que rinden homenaje a este movimiento, como la estatua de Espronceda en la Plaza que lleva su nombre; o el teatro Carolina Coronado, justo frente a la Plaza.

 

 

 

 

Sentados a la mesa, Almendralejo ofrece una amplia oferta gastronómica, basada en los productos típicos de la tierra, como el jamón ibérico, quesos, embutidos, los aceites de oliva y las migas. Una gastronomía que fusiona la tradición con la innovación, dando lugar a platos únicos y sabrosos. Y colofón, su magnífico cava. El cava de Almendralejo es una auténtica joya enológica, que se distingue por su aroma y sabor únicos. El clima y el terreno de la región, junto con la experiencia de los productores locales, hacen que el cava de Almendralejo sea una bebida exquisita y muy valorada en todo el mundo. Los amantes del buen vino y la gastronomía no pueden dejar de probar el cava de Almendralejo, que es un verdadero tesoro de la región y un auténtico deleite para los sentidos.

 

 

 

 

Pero lo que sin lugar a dudas hace de Almendralejo una ciudad imprescindible en el libro de viajes de cualquier aventurero es su ambiente acogedor y su calidad de vida. Una ciudad en la que el visitante se siente como en casa, gracias a la amabilidad y hospitalidad de sus gentes. Un lugar en el que desconectar de la rutina y disfrutar de unos días de descanso en plena naturaleza. Arte, cultura, historia, fiestas, gastronomía, tradición y vida. Enamorarse de Almendralejo es fácil, pero dejar de visitarlo es imposible.

 

 

Más información:visita.almendralejo.es/

24 HORAS EN LAGUARDIA, LAS CLAVES PARA VIVIR UNA ESCAPADA INOLVIDABLE

El municipio ofrece infinidad de reclamos y actividades para todo tipo de público y sin importar de cuánto tiempo dispongas para realizar tu visita.

 

 

Nos ha entrado ‘el gusanillo’ por descubrir un rincón con mucho que ofrecer como es Rioja Alavesa. Pero, desafortunadamente, no disponemos de mucho tiempo para recorrerla pueblo a pueblo como sería lo ideal. ¿Hay alguna forma de sintetizar todo lo que una comarca como Rioja Alavesa puede regalar a quien la visita y la quiere vivir plenamente? Vaya que si la hay. Su capital, Laguardia, es un muestrario óptimo de cómo se vive en esta región, de cómo puedes deleitarte con la cultura, la historia, la gastronomía y en definitiva, de la esencia de una tierra mágica que siempre tiene argumentos para sorprenderte.   

 

 

 

La primera impresión que se lleva el visitante cuando pone un pie en Laguardia es que ha viajado en el tiempo, ya que  conserva casi intacto su trazado medieval. El municipio fue fundado en el Siglo X como baluarte del Reino de Navarra en la defensa de sus fronteras. En un paseo mañanero, recién llegados, podemos disfrutar de la primera luz que baña los edificios de su casco histórico. Empezando por la Iglesia fortificada de Santa María de los Reyes hasta la también fortificada Iglesia de San Juan Bautista, realizaremos un viaje en el tiempo, callejeando por una villa señorial en la que por sus fachadas se desprenden trocitos de una historia centenaria.

 

 

 

Más entrada la mañana apetece dar un paseo por la naturaleza. Muy cerca del núcleo urbano se encuentra el Complejo Lagunar de Laguardia: un tranquilo paseo por unos humedales con unas magníficas vistas de los viñedos que franquean Laguardia por todos lados y de fondo, Sierra Cantabria. Un espacio, que, gracias a las grandes zonas de agua que dispone ha conseguido crear un ecosistema rico en fauna y flora. Este complejo está formado por 4 humedales: el Prao de la Paul, Musco, Carralogroño y Carravalseca. El paseo transcurre con calma. Es muy recomendable para realizarlo en familia, pues es frecuente el avistamiento de aves y el entorno es sencillamente cautivador.

 

 

 

En San Juan Plaza, se encuentra imponente, la casa Palacio de Samaniego. Un edificio construido en el siglo XVII, lugar de nacimiento del célebre fabulista Félix María Samaniego, personaje icónico de Laguardia. Bajo el Palacio se esconde, a 7 metros de profundidad, la Bodega El Fabulista, un espacio dividido en cuatro calados destinados a la elaboración, envejecimiento y degustación de los singulares caldos de la bodega. En una visita especial en la que por sorpresa aparecerá el mismísimo Samaniego, los visitantes se divertirán con sus fábulas y conocidos cuentos eróticos del siglo XVIII y principios del XIX. Es posible también, que su esposa, Manuela de Salcedo, debido a las correrías de su marido, sea la anfitriona en esta bodega medieval. Todo este espectáculo genuinamente escenificado no podría dejar de hacerse sin catar unos excelentes vinos de la bodega.

 

 

 

Y la mejor forma de poner punto y final a un entretenido día por Laguardia es sentarse a la mesa de un asador con identidad propia, el Asador Villa Lucía. Pero antes, un relajado paseo por sus jardines. En otra época fueron una finca de recreo de la familia del Fabulista Félix María Samaniego y hoy en día se pueden apreciar como un espacio único en la zona. Nos encontramos ante el primer restaurante Km. 0 de la D. O. Ca. Rioja, acreditado y homologado por el movimiento internacional Slow Food. En cierto modo, referirse a Villa Lucía sólo como un asador es quedarse corto. Es un Espacio Gastronómico en toda regla en el que apreciar, no sólo la enogastronomía de Rioja Alavesa, sino también acercarse a la cultura, la tradición y la historia de la comarca.

 

 

 

Para la ocasión que nos atañe, deleitaremos nuestro paladar con una muestra de la cocina tradicional vasco-riojana con una vuelta de hoja innovadora, acompañada, como no podía ser de otra manera con el mejor vino. Todo ello en un espacio con una estética muy cuidada, dando especial protagonismo al metal, el hierro y la madera en un toque vintage industrial. Sobre el menú, mejor que leerlo… ¡Gozarlo! Un Carpaccio de Novilla de Rioja Alavesa con helado cremoso de AOVE arróniz; unas patatas de la Llanada riojana; unas yemas de huevo de caserío km0 con aceite de trufa de la Montaña, lámina de queso fundente, parmentier, setas y patatas paja de la Llanada. Y los verdaderos triunfadores serán los amantes de la carne, ya que pueden quedar maravillados ante un suculento cabrito asado Azpigorri; un corderito lechal; el mejor solomillo de vaca de la montaña alavesa o las carrilleras de vaca de la Montaña, estofadas al vino y con su guarnición; al estilo de la abuela Luchy.

 

 

 

Laguardia puede ser un capítulo aparte en el libro de viajes de cualquier visitante dispuesto a ser recibido con los brazos abiertos y dejarse llevar por el encanto de un pueblo centenario, de un entorno inimitable y de una gastronomía con sello propio.

 

 

 

 

Más información: villa-lucia.com/

reservas@villa-lucia.com

o en el teléfono 945.600.032

MENORCA TALAYÓTICA, UN LEGADO MILENARIO PARA COMPARTIR CON EL MUNDO

Más de 1500 yacimientos prehistóricos congregados en apenas 700 kilómetros cuadrados que datan desde la Edad de Bronce hasta la conquista romana en el 123 a.C. Herencia candidata a Patrimonio Mundial.

 

 

 

 

Empieza la cuenta atrás. Tras años de espera, Menorca va a conocer este 2023 si por fin la ‘Menorca Talayótica’ es considerada Patrimonio Mundial por la UNESCO. Una deuda con una isla que durante siglos ha conservado, protegido y difundido un legado de valor incalculable. Forma parte de la seña identidad del pueblo menorquín y sobrecoge sin ninguna excepción a cuantos visitan y se dejan llevar por estos monumentos excepcionales, algunos de ellos únicos en el mundo.                                                                                                                                                                            

 

 

 

Quien conoce su pasado, su legado y su historia, conoce su presente y entiende su esencia y formas de ser. Menorca está muy orgullosa de su patrimonio arqueológico. Una herencia de miles de años que está tan mimetizada con el ecosistema que mover una piedra de sitio desvirtúa toda la postal con la que se encuentran los visitantes. Cuesta creer que una pequeña isla del Mediterráneo, tan conocida por sus playas, sendas verdes y gastronomía de proximidad y con sello propio, además, cuente con un conjunto arqueológico tan vasto.

 

 

 

De no haberse producido la invasión de Rusia a Ucrania, la decisión de la UNESCO se hubiera conocido en 2022. No será hasta septiembre de este año cuando se sepa si por fin este tesoro que los menorquines quieren compartir con el mundo, será definitivamente Patrimonio Mundial. Son los vestigios de los más de 1500 años de cultura talayótica, testimonios asombrosos de esta peculiar civilización que evolucionó aquí atrapada entre el cielo y el mar.

 

 

 

 

Necrópolis como la de Cala Morell, la más espectacular de la isla, con sus 14 cuevas de enterramiento cavadas en la roca que dejaban entrever incluso la influencia de las culturas cartaginesa y etrusca con columnas en relieve talladas en las paredes de roca. Poblados talayóticos como Trepucó, con casi 50000 metros cuadrados en el que aún se conserva el recinto de taula y dos talayotes. O construcciones excepcionales como la naveta des Tudons, una de las más representativas de la Menorca Talayótica. Tanto es así que no existen monumentos de este tipo en ningún otro punto fuera de la isla. Un monumento funerario construido con la técnica ciclópea, es decir con piedras de dimensiones medianas encajadas en seco, sin la ayuda de mortero

 

 

 

 

No muchos rincones de nuestro país tienen la suerte de disponer de un auténtico museo al aire libre. Menorca lo tiene y lo luce con genuino orgullo como parte de su herencia y como un legado para el resto de la humanidad. Vivir la experiencia de visitar cualquiera de estos yacimientos como parte de una visita a Menorca es teletransportarse a una época en la que el ser humano aún no era consciente de la huella que dejaría con el paso de los siglos. Menorca es mil cosas. Es naturaleza, descanso, luz, color, arte, tradición, historia, gastronomía, artesanía, pero sobre todo… Menorca es Talayótica.

 

 

 

 

 

        

 

Más información del destino en: www.menorca.es