Entrevistada hoy viernes en ‘MIRADAS VIAJERAS TV’ (Negocios TV, Canal 125 de Movistar +)
Presidenta desde el pasado año de la ONETE, Asociación que aglutina a las oficinas nacionales extranjeras de turismo en España, es una voz más que autorizada para analizar la situación actual del turismo mundial. Así lo ha puesto de manifiesto esta mañana en la entrevista que le ha realizado Fernando Valmaseda para ‘Miradas Viajeras TV’ en la agencia que Viajes Catai tiene en la calle O’Donnell de Madrid. Dolores Pérez –que también es directora de la Oficina de Turismo de Israel en España– considera que, pese a todo, “hay margen para la ilusión”; y en referencia a la Asociación que preside, integrada por 19 países, desvela: “Pronto habrá uno más, Hungría”
Dolores Pérez es consciente de la gravedad de la situación a nivel turístico generada por la pandemia pero intenta ser positiva: “Cada día, al acostarme, pienso que es un día menos para empezar de forma positiva a trabajar”. Pero también le asalta un temor, “que cuando se abra la barrera pueda haber, lamentablemente, una acción de ‘codazo’; que esta situación nos pueda llevar a un egoísmo increible” en la que cada país trate de captar al turista. Y “habrá que ver los códigos éticos de comportamiento, revisarlos y repartir para que todos podamos vivir”. Lo dice desde su posición de presidenta de ONETE, cargo para el que fue escogida por un período de dos años 2019-20.
ONETE se gestó hace 41 años, en 1979, por iniciativa de tres países –Francia, Austria y Suiza– con un claro objetivo: reunir a las oficinas de turismo de todos los países que están presentes en España. Hasta la fecha la integran 19. Trece europeos (Francia, Austria, Suiza, Italia, Alemania, Chequia, Gran Bretaña, Polonia, Bélgica, Noruega, Irlanda, Portugal y Andorra), tres asiáticos (Israel, Irán y Seychelles), dos africanos (Marruecos y Túnez) y uno americano (República Dominicana). Sus retos son “estimular las relaciones internacionales aquí en España y dar a conocer nuestros destinos. Y luego, promover, afianzar y establecer más nexos de diálogo con las autoridades españolas. También nos encargamos de la comunicación con la prensa, las agencias de viajes y las compañías aéreas”.
Dolores reconocer que no es fácil aglutinar a las 19 oficinas de turismo extranjeras que hay en España porque “cada país tiene una estrategia de acercamiento al turísta español muy distinta y sus ofertas también lo son”. Pero valora la voluntad de entendimiento, muy en especial en estos momentos tan difíciles: “Mantenemos constantemente reuniones entre nosotros por whatsapp, compartiendo nuestras inquietudes y conocimiento, aunque falta un poco más de cooperación”. Y que lo ideal sería “tener una estrategia común”. También desvela en primicia que “pronto seremos uno más: Hungría. Su encargada de promoción quiere entrar en la ONETE, una petición que nos obligará a hacer una junta extraordinaria y cambiar los estatutos”.
A su modo de ver, en estos momentos “el gran reto del turismo va a ser recuperar la confianza de los viajeros” porque está claro que, después de la pandemia, “el viajero va a cambiar; de hecho ya lo estaba haciendo pero el COVID19 ha acelerado lo que era imparable”. También explica que “desde nuestra Asociación estamos compartiendo protocolos para informar a nuestras centrales de lo que está haciendo cada país. Otro de nuestros retos es dar a conocer otros destinos que no son tan conocidos”. Y a nivel global, señala como grandes retos “la sostenibilidad, el medio ambiente y la limitación del aforo de turistas en determinados momentos. No puede ser esa masificación que, si bien ha hecho en un tiempo que tuviéramos records fantásticos –pues todos los países hemos crecido de modo exponencial–, lo ha logrado a costa de las quejas de los residentes de los destinos, por una oferta en exceso que no se ha controlado”.
La presidenta de ONETE comenta que durante esta época de pandemia “hemos aprovechado para hacer formación y seguir con el branding (gestión de marca) del destino pero cada país ha decidido una estrategia distinta; unos con webinars, otros esponsorizando actividades diversas, como Chequia patrocinando la Vuelta Ciclista a España”. Dolores no cree demasiado en lo de ‘reinventarse’ pues “las circunstancias nos obligan permanentemente a ello, pero es cierto que habrá que encontrar el equilibrio entre lo online y offline. Las ferias ni serán solo presenciales ni todas virtuales, hay que encontrar el equilibrio perfecto”. Y reconoce que lo que más le cuesta es no poder hablar directamente con el cliente: “Yo necesito que me vean, transmitirles la pasión que hace que venda mi país (Israel) con todas mis ganas; porque a los españoles, o les vendes con sangre tu país o no les convences”.
De cara a la (relativa) vuelta a la normalidad considera que “vamos a tener que llamar primero al viajero que económicamente pueda viajar porque se lo puede permitir, y luego a la gente más joven porque, aunque solo tengan unos ahorrillos, se sienten más seguros, menos temerosos y confían más en las tecnologías”. Dolores Pérez se refiere también a la transformación digital como “algo que no es solo de un país sino de la capacidad que tengan todos los países para asumir esa digitalización”. Y en relación a la próxima edición de FITUR, que tendrá lugar del 19 al 23 de mayo, comenta que “formo también parte del Comité Ejecutivo y va a ser mixto; hay países que presencialmente no querían venir y están valorando hacerlo de modo virtual. Yo, de cara a Israel, pasaré de tener un stand de 400 m2 a uno de 40 m2 pero espero que detrás de mí haya 40 coexpositores de manera virtual haciendo todos los contactos”.
Sobre la vacuna y su impacto en la recuperación del turismo, Dolores Pérez considera que va a ser importante “pero no podemos correr. Seguridad y confianza van a ser fundamentales y casi vamos a tener que llevar a un notario [risas] a cada país para testarlo y dar fe que los viajeros van a poder moverse con las medidas de seguridad que evitan el contagio. Así, cuando esté la vacuna tengamos suficiente inmunidad de grupo”. Y concluye la entrevista confesando: “Lo que esta pandemia me ha enseñado es a darnos cuenta que hay mucha gente que está sola, que no tiene voz, y que los pequeños gestos para ellos significan mucho. También me ha enseñado que no estamos solos y que la solidaridad nos deje esa sensibilidad hacia los demás. Aun me siguen dando ganas de salir y aplaudir, como hacíamos al principio del confinamiento, porque la gran mayoría nos merecemos un gran aplauso”.