Madrid, julio de 2018.- República Dominicana es sinónimo de parajes naturales, de historia en los cascos antiguos de sus ciudades, de artistas con renombre internacional y de playas en las que poder disfrutar de deportes náuticos, así como del relax que ofrece un país que lo tiene todo.
Viajar al caribe no siempre significa descanso. Cada vez son más los viajeros que reclaman un tándem de relajación y aventura y, por eso, Repúplica Dominicana es el país caribeño estrella. Cuenta con la mayor diversidad natural de todo el Caribe; solo en su territorio podemos encontrar nueve parajes naturales protegidos para recorrerlos caminando, a caballo o dejándose llevar por las corrientes de agua.
Respirando naturaleza pura
Toda isla exótica que se precie como destino turístico tiene costas de ensueño y selva que recorrer. Quien viaja a República Dominicana no debería perderse descubrir el interior de una isla que cuenta con un el Parque Nacional José del Carmen Ramírez, conocido como el corazón del país. En él encontraremos el Pico Duarte, con 3.187 metros, que es la altura máxima de todo el destino. Jarabacoa queda muy cerca y es el lugar favorito de quienes aman sentir la adrenalina recorriendo su cuerpo. Capital de los deportes extremos, aquí el barranquismo es el rey, aunque también se pueden realizar otras actividades como el rapel, el ciclismo o rafting.
Al sur se encuentra la región de Constanza. Sus famosos paisajes naturales le otorgan la medalla de oro a la localización más hermosa. Comúnmente se la conoce como la “Suiza del Caribe” y es que durante los meses de invierno las temperaturas descienden tanto que suele quedar congelada. Rodeada por cuatro parques naturales, aquí la aventura es poder conocer sus famosas granjas y disfrutar del ecoturismo.
Saborea República Dominicana
Otra forma de descubrir un destino es a través del paladar. Ese que indica que uno ha salido de su zona de confort para descubrir sabores de otras culturas. Andar por las calles de República Dominicana te permitirá descubrir un sinfín de pequeños puestos bajo la sombra de un almendro, de un caobo o de un mango en los que degustar aperitivos como los yaniqueques, catibías, empanadas rellenas, quipes, croquetas o pasteles que los mercaderes sumergen en calderos de acéite. Arepas, galletas y panes son “el plato” en el que se sirven estas delicias dominicanas.
Aunque para degustar gastronomía típica que sale de los fogones de las cocinas dominicanas más contundentes los viajeros deben sentarse a la mesa y saborear sancochos, monfongo, chivo guisado, asopado y bandera dominicana. Lo ideal es hacerlo en alguna terraza al caer el sol, disfrutando de las suaves temperaturas mientras algún conjunto musical anima la noche a ritmo de bachata o bolero.
Agua, fuente de vida
Al norte de la isla encontramos la península de Samaná, destino de quienes buscan disfrutar de los deportes náuticos. Como cada año, de enero a marzo, se concentran en la orilla de 3.000 a 5.000 ballenas jorobadas para aparearse en las cálidas aguas del norte de Repúplica Dominicana. A tan solo unos pocos metros de la arena un gran número de espectadores suele quedarse maravillado ante este espectáculo natural.
Los aventureros de las tablas, como las del surf y el kitesurf, suelen desplazarse hasta esta zona para disfrutar de su deporte favorito. Algo que también pueden descubrir los que nunca se han subido a una de ellas, ya que los cursos para principiantes se pueden reservar durante todo el año.