La pequeña de las Pitiusas posee uno de los ecosistemas submarinos más ricos y bellos del mundo, debido sin duda a la importante presencia de la Posidonia oceánica, ¡fuente de vida!
Que esta isla atesora postales casi a cada paso que das, es una certeza que prácticamente nadie se atreve a rebatir. Paisajes increíbles, playas de cuento, pueblos para recorrer sin descanso, rutas verdes en las que perderse… Pero lo que hay bajo las aguas de Formentera es difícil de explicar con palabras. Es un entorno submarino mágico, hipnótico y por momentos parece irreal. En una sesión de buceo podrás comprobar que todo esto, aunque increíble, es completamente cierto.
Los azules de las aguas de Formentera, la belleza de sus acantilados y el contraste con sus playas de arenas blancas forman un paisaje idílico. Índigo, uva, marino, acuático, infinidad de tonos azulados que cambian a cada momento y conforman un paisaje paradisíaco. Bañadas por la intensa luz del sol, las aguas de Formentera muestran una amplia paleta de azules imposibles.
Azul de lejos y de cerca… transparente. Agua cristalina y arena blanca que permiten para los navegantes, que descubren en Punta de Pedrera cuevas semisubmarinas que amparan los acantilados o las impresionantes vistas de la parte más alta de la isla, donde se encuentra el Faro de La Mola, que inspiró a Julio Verne en alguna de sus obras.
Además de los numerosos deportes acuáticos que se pueden realizar en las aguas de Formentera, la isla posee unas características inmejorables para la práctica de submarinismo, gracias a la transparencia, el colorido de sus aguas y la belleza de sus fondos marinos. La gran ‘culpable’ de esta estampa tiene nombre: la ‘Posidonia oceánica’. Esta especie, endémica del mar Mediterráneo, oxigena y depura las aguas de la isla, mantiene el equilibrio del litoral, protege la costa de la erosión y crea auténticas selvas en las que viven gran cantidad de especies de la fauna submarina.
Sus costas constituyen uno de los pocos rincones bien conservados del Mediterráneo. No en vano aquí se encuentra la Reserva Marina dels Freus de Ibiza y Formentera. Es el único espacio natural de todo el mar Mediterráneo incluido en la lista de Bienes Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Respecto a las inmersiones, lo primero que debemos destacar es la excelente visibilidad (hasta 50 metros) y la variedad de paisajes que caracteriza a la zona: cuevas, paredes con gorgonias, pecios, inmersiones poco profundas de bellísimo paisaje, praderas de posidonia -consideradas las mejor conservadas del Mediterráneo-, etc. La visibilidad del agua varía en función de la temporada, oscilando entre los 15 y los 50 metros.
La característica principal del buceo en Formentera es la gran variedad de paisajes submarinos que podemos encontrar en una zona tan reducida. A pocas millas al norte de la isla podemos bucear en paredes, pecios, cuevas, inmersiones profundas con gorgonias, inmersiones poco profundas, inmersiones en praderas de posidonia, etc.
Las hojas de la posidonia pueden alcanzar hasta el metro y medio de longitud y llegan a formar grandes extensiones conocidas como praderas. Es una planta muy longeva cuyos tallos pueden vivir décadas en el fondo marino y formar praderas milenarias. Sus características la convierten en un buen indicador de calidad ambiental. Las praderas de Posidonia desempeñan un papel ecológico y biológico fundamental en el mar: albergan una gran diversidad biológica, sirven de alimento y proporcionan refugio a numerosas especies marinas. Producen oxígeno y protegen las costas de la erosión. En Baleares es uno de los seres vivos más longevos. Entre Formentera (Es freus) e Ibiza (playa de Ses Salines) se extiende una pradera de unos 700 km2. Peces, erizos, estrellas de mar… Formentera bajo el agua… ¡Es para vivirla!
Más información: www.formentera.es