El presidente de la Asociación de Los Pueblos más Bonitos de España, entrevistado hoy viernes en ‘MIRADAS VIAJERAS TV’ (Negocios TV, Canal 125 de Movistar +)
¿Cómo ha afectado la pandemia al mundo rural? ¿Cuáles son sus necesidades ante la despoblación? ¿Qué retos les esperan? ¿Cómo afrontan el futuro? De todo ello ha hablado esta mañana Francisco Mestre, Presidente de la Asociación de Los Pueblos más Bonitos de España, en ‘Miradas Viajeras TV’. Entrevistado en la oficina de Civitatis de la madrileña calle de los Coloneros, Mestre ha respondido a las preguntas de Fernando Valmaseda apostando por mantener los estándares de calidad de sus pueblos: “Si perdemos la credibilidad como marca lo perdemos todo”. Y como Presidente que también es de la Federación Internacional de los Pueblos más Bonitos del Mundo, ha asegurado: “Pronto nos vamos a convertir en un referente político mundial que dé voz a todo el mundo rural”.
España es un referente en turismo rural, con miles de pueblos repartidos por toda nuestra geografía, pero sólo 94 pertenecen a Los Pueblos más Bonitos de España, Asociación que el pasado 1 de octubre cumplió diez años y que preside Francisco Mestre. “Agrupamos a municipios muy pequeños, con menos de 15.000 habitantes, que atesoran un patrimonio natural o arquitectónico certificado, una vez visitados y auditados, y que mantienen los estándares de calidad por los que entraron en la Asociación. Sobre todo, los relativos a la armonía, buena conservación de las fachadas, gestión del tráfico y servicios en general”. Podrían ser muchos más “pero para nosotros es básico no decepcionar para generar esa ilusión de ir a los pueblos”.
Una cuarentena de puntos son los que un comité de expertos analiza en cada municipio que solicita su admisión “y, si no los cumple, se prepara un informe y deberá hacer una serie de mejoras en dos, tres o cuatro años para intentar cumplirlos. Sin la calidad tendríamos más de 300 pueblos, pues peticiones tenemos muchísimas, pero si perdemos la credibilidad como marca lo perdemos todo”. Y afirma: “En nuestros pueblos encontramos la autenticidad; la España de verdad”. Francisco Mestre explica que “el 85% de los pueblos de nuestra Asociación tiene menos de 3.000 habitantes. El más pequeño solo cuenta con 14 habitantes, Viniegra de Arriba (La Rioja), y la mayoría tienen entre 20 y 500 habitantes”.
Aunque en enero se incorporaron 15 nuevos municipios, al mundo rural – al igual que al sector turístico en general– también le afectó la pandemia. “En abril y mayo estuvimos trabajando más que otros meses; fue frenético, porque todos queríamos hacer mucho planificando la famosa desescalada. Incluso hicimos una guía para el visitante con todo lo que tenía que llevar, aunque cada comunidad autónoma tenía sus cosas”. Sin embargo, con la desescalada, el mundo rural fue el más beneficiado “por tener más naturaleza, más espacios y más aislamiento que en el ‘sol y playa’. Además se sumó el componente emocional de la gente, que quiso hacer sus vacaciones en su país. Todos los países europeos han sido muy patrióticos turísticamente hablando”.
Uno de los mayores problemas que afecta al mundo rural es el de la despoblación, esos jóvenes que emigran a las ciudades por falta de medios y oportunidades. Ante ello, Francisco Mestre pide “coger el toro por los cuernos, desde las administraciones públicas a la Unión Europea; ya es hora de dejar las promesas y hacer realidades. Mejorar el Internet y las telecomunicaciones, las escuelas y los hospitales son los principales problemas a solventar para que la gente vuelva a nuestros pueblos. Nos gustaría que un autónomo no tenga por qué irse a vivir a Madrid o Barcelona. Si tenemos buenas conexiones y una buena fiscalidad –otro de los retos importantes– los pueblos empezarán a ser competitivos”. Y ve el efecto generado por la pandemia como una oportunidad para esta involución: “Cambiar de residencia debido al teletrabajo es algo que ha venido para quedarse; mucha gente está viendo realmente lo que es el mundo rural y a darse cuenta que la ciudad no lo es todo”. También apela a que se flexibilicen los gastos y poder utilizar ese 20% del remanente que han tenido los pueblos: “Lo que pedimos no es solo el 20%… sino el 100%, que es del pueblo y sus vecinos, lo que han ido ahorrando; un dinero que es suyo. Pero han de tomarse medidas que vengan de más arriba”.
Otro de los retos del turismo rural es mitigar el efecto de la ‘turismofobia’. “Cuando un pueblo forma parte de nuestra Asociación ve que trabajamos mucho la desestacionalización pero siempre va a haber alguien a quien no le guste tanto el turismo. Aquí entra el reto de la famosa sostenibilidad; con el turismo de calidad debemos intentar expandir al máximo el calendario y no centrarlo todo en épocas concretas”. Respecto a la transformación digital, otro gran reto, Mestre considera que “está habiendo buenos avances en el mundo rural y en muchos pueblos ya tenemos fibra óptica”. Más complicado está el tema de la accesibilidad: “Sería maravilloso tenerla pero es muy complicado porque, por ejemplo, los pueblos medievales son muy poco accesibles y las inversiones para lograrlo, brutales. Pero la mayoría intenta, al menos, tener accesibilidad en las instalaciones municipales.
Francisco Mestre es también, desde hace dos años, el Presidente de la Federación de los Pueblos más Bonitos del Mundo, el más joven de la historia. “Tenemos ya 13 países, los más importantes turísticamente del mundo: Francia, España, Italia, Bélgica, Rusia, Suiza, Japón, China, Líbano… y están surgiendo opciones en Iberoamérica, como Ecuador o Costa Rica. Y tenemos ganas de que en los próximos meses también entre Portugal. Nos vamos a convertir en un referente político mundial que dé voz a todo el mundo rural. Vamos hacia organismos supranacionales y hemos de estar ahí; organismos que sepan movilizar y sacar lo mejor de los pueblos a nivel nacional. Y dar premios –como hace la FIFA– al que haga mejores obras de reconstrucción, mantenimiento, gastronomía…”.
Mestre se atreve a dar algunas recomendaciones en base a la pluralidad que ofrecen los pueblos de su Asociación. Para ir en familia, “algo de costa, Peníscola, Mojacar o Lastres, que tiene un museo de dinosaurios fantástico”. Para viajar en pareja, “Bárcena Mayor, en Cantabria, donde dicen que en las noches de invierno se oye al diablo, o Peñalba de Santiago, en el Valle del Silencio (León); son muy romáticos”. Para ir con amigos, “La Alberca, Candelario, Miranda de Castañar o Ciudad Rodrigo, todos cerca de una ciudad tan universitaria como Salamanca, donde pueden disfrutar de buenos vinos y tapeo”. Para reencontrarese con uno mismo, “Castrillo de los Polvazares, en León, donde puede verse algún que otro peregrino que va con su mochila al Camino de Santiago en soledad, caminando poco a poco; o, en el Pirineo aragónes, pueblecitos como Aínsa, Ansó o Roda de Isábena, lugares de montaña donde pensar y meditar”. Para olvidarse del mundo, “Viniegra de Arriba y de Abajo, dos pueblecitos de La Rioja; o Vinuesa, en Soria, donte puedes ir paseando hasta la Laguna Negra… y olvidarte del mundo de verdad”. Para sorprender a alguien que venga del extranjero, “Frías, en Burgos, con ese castillo arriba, totalmente de cuento. O también Roda de Isábena, en Huesca, con la más pequeña catedral situada en un pueblo”. Y a nivel personal, también destaca “Santillana del Mar, en Cantabria, y Morella, en Castelló, de los primeros pueblos que entró en nuestra Asociación, lo que hace que le tenga un afecto especial”.
El Presidente de la Asociación de Los Pueblos más Bonitos de España apuesta por la Marca España porque “creo que nuestro sector turístico es de los mejores del mundo; no tenemos nada que envidiar a muchísimos países y estamos entre los tres con mayores Patrimonios de la Humanidad. Ofrecemos un turismo de altísima calidad y debemos sacar pecho de ello”. Y, finalmente, la principal lección que ha obtenido de esta pandemia es “a vivir con más humildad, a ver que no hay nada seguro en el mundo y que estamos en un momento complicado en el que se va a decidir el devenir de los próximos años”.