Enclavada en la parte más alta de la ciudad, la Almedina de Baena se erige como un testimonio vivo de la rica herencia árabe y medieval de Andalucía. Este barrio histórico, cuyo nombre significa «ciudad por excelencia» en árabe, transporta a sus visitantes a un pasado glorioso, donde la arquitectura y la historia se entrelazan para narrar la evolución cultural de una ciudad fronteriza.
Al adentrarse en las intrincadas calles de la Almedina, uno es recibido por un escenario evocador: estrechos callejones, plazuelas escondidas y rincones que parecen haber escapado al paso del tiempo. La Plaza de Marinalba, a la que se accede atravesando el majestuoso Arco de Santa Bárbara, constituye uno de los puntos neurálgicos de este barrio. Presidiendo este espacio, se encuentra el imponente Crismón de Baena, una cruz visigoda de grandes proporciones, labrada en bronce, que se erige como un símbolo de la fusión entre las tradiciones cristianas y el legado árabe de la región.
Otro lugar imprescindible es la Plaza Palacio, el centro neurálgico de la Baena árabe y medieval. Este enclave está coronado por el icónico León Ibérico de Baena, una reproducción en bronce de la escultura original que se resguarda en el Museo Arqueológico Nacional. Este león no solo simboliza la fuerza y la nobleza de la ciudad, sino también la profundidad de su herencia arqueológica y artística.
El recorrido por la Almedina también conduce a la Plaza Francisco Valverde, conocida también como la Plaza Vieja, en homenaje al ilustre escritor e historiador del siglo XIX, Francisco Valverde y Perales. Su «Historia de la Villa de Baena» permanece como un legado invaluable que perpetúa la memoria de esta tierra. Desde aquí, los visitantes pueden explorar los vestigios del Castillo y otros monumentos destacados, como la Iglesia de Santa María la Mayor, un ejemplo majestuoso de arquitectura religiosa, y el Convento de Madre de Dios, que atesora la serenidad de tiempos pasados.
La Almedina, rodeada por un cinturón de murallas que delinea su recinto histórico, aún conserva vestigios de sus puertas originales, como el Arco Oscuro y el Arco de Consolación. Estas estructuras nos hablan de un tiempo en el que Baena era una ciudad fronteriza, un punto de encuentro y tensión entre culturas. Las torres, como la de la Antigua Cárcel junto a la Plaza Vieja, aún se alzan como centinelas del pasado, evocando historias de defensa y resistencia.
Más allá del recinto amurallado, el Casco Histórico de Baena despliega su singular encanto. Situado sobre un cerro, este conjunto de casas blancas unifamiliares no solo ofrece una panorámica pintoresca, sino que también alberga los edificios administrativos y patrimoniales más relevantes de la ciudad. Aquí, el contraste entre lo monumental y lo cotidiano confiere a Baena un carácter único, donde la vida moderna convive en armonía con las huellas del pasado.
Visitar la Almedina de Baena es mucho más que recorrer un barrio histórico; es sumergirse en un mosaico de historias, tradiciones y leyendas que han forjado la identidad de Andalucía. Este rincón privilegiado, con su arquitectura árabe, sus monumentos medievales y su autenticidad intacta, invita a los viajeros más exigentes a redescubrir el alma de una ciudad que, siglo tras siglo, sigue siendo un puente entre culturas.
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