La capital burgalesa se ha convertido en ejemplo de armonía entre la arquitectura medieval europea y las nuevas tendencias artísticas
Comenzar paseando entre la historia, recorriendo rincones anteriormente conocidos exclusivamente por los peregrinos del Camino de Santiago, y encontrarse con edificios que, integrados en el casco histórico, abrazan la modernidad. Así es Burgos, una ciudad en donde pasado y futuro se conjuga en una única expresión, preparada para acercarse a todos los públicos y en donde cada visitante encontrará su rincón único y especial con independencia de sus gustos. Porque… ¡Burgos, te sienta bien!
Acercarse a Burgos, sin duda, es todo un placer para los sentidos. Pasear por sus calles nos remueve por dentro una mezcla de sensaciones únicas, y siempre deja sorpresas a quien la visita. Cruce de caminos, de culturas y de contrastes, la ciudad de Burgos ha sabido reinventarse, crecer y convertir un lugar repleto de patrimonio histórico, adaptándose a los nuevos tiempos, con edificios innovadores que consiguen hacer de Burgos un lugar único.
Uno de los imprescindibles es su Catedral. Actualmente sumida en la celebración de su VIII Centenario, se ha convertido en uno de los referentes nacionales e internacionales del Gótico. Acercarse hasta ella, contemplarla desde sus diferentes ángulos, es una experiencia mística. Adentrarse en sus muros, contemplar al Papamoscas marcando las horas, o curiosear junto a la tumba del Cid Campeador, es fundamental, pero los burgaleses también recomiendan contemplar la Catedral desde un punto único: al otro lado del río Arlanzón, desde el mirador de acceso al Museo de la Evolución Humana (MEH).
Realizado por el arquitecto Juan Navarro Baldeweg en un estilo único, donde el cristal y el acero se convierten en los protagonistas. En su interior encontramos restos de nuestros antecesores que datan de hace más de 300.000 años de antigüedad, como el cráneo ‘Miguelón’ o la ‘Pelvis Elvis’. Todo ello envuelto en un marco único, propio del Siglo XXI, donde la luz natural ilumina estos hallazgos que nos hacen ponernos frente a frente con nuestros antepasados. El contraste que genera ante nuestros ojos ambas edificaciones, las dos que más ojos atrapan en la capital burgalesa, merece que nos detengamos a disfrutar de la historia de una ciudad que está muy viva.
La ciudad de Burgos está llena de contrastes arquitectónicos únicos, como el que genera otra de las edificaciones más interesantes de la ciudad. Hablamos del Museo del Retablo, situado en la Iglesia de San Esteban. Este templo gótico presenta en su interior una espectacular colección de retablos que van del Siglo XV al XVIII, junto a una gran muestra de orfebrería. Anexo a la iglesia, encontramos uno de los edificios más rompedores de la ciudad: el Centro de Arte Contemporáneo de Burgos, que te traslada de nuevo a pleno Siglo XXI.
Otro de los contrastes de Burgos lo encontramos en la Plaza de San Juan. Al fondo de la misma encontramos el Monasterio de San Juan, que se ha convertido en uno de los espacios urbanos más sobresalientes la capital burgalesa. Este edificio, del Siglo XVI, ha mantenido en pie la sala capitular, sus muros y el claustro. Pero donde más destaca es en lo último, ya que cuenta con una cubierta de cristal totalmente moderna, una instalación realizada en el año 2015, que obtuvo el premio Europa Nostra en 2017. No es necesario adentrarse en su interior para descubrir un nuevo diseño arquitectónico, ya que adyacente en la plaza encontramos la Biblioteca Pública de Burgos, un espacio repleto de vida y de historia, donde la luz natural es protagonista de la intensa vida que atesora en su interior. Tras su puerta gótica encapsulada en cristal, encontramos un espacio diáfano, abierto a los conocimientos, donde las luces contrastan gracias a sus cubiertas, que se combinan en piezas transparentes, translúcidas y opacas, generando unos contrastes luminosos espectaculares y que favorecen a la lectura y concentración de los estudiantes e investigadores que hasta allí se acercan para aprender de sus tesoros.
Sin duda, la ciudad de Burgos está repleta de contrastes arquitectónicos, donde el pasado, el presente y el futuro se funden en un único paisaje, capaz de conquistar los corazones y los ojos de los más conocidos en la materia, al tiempo que permite adentrarse en la historia de las construcciones, siendo uno de los paseos imprescindibles de la ciudad.
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