Una Ruta Xacobea plagada de instantes y de escenarios que, incluso pasado el tiempo, aún suscitan recuerdos maravillosos a aquellos que los han vivido.
Las emociones van dentro de cada uno. Cada cual las siente, exterioriza (o no) y expresa a su manera. Pocas experiencias son tan intensas como vivir un Camino con siglos de historia. Historia que se percibe a cada paso, al llegar a cada nuevo pueblo y parar en un albergue. Historia en los árboles, en la piedra, en los valles y ríos. Es algo que, quien ha recorrido el Camino de Santiago Francés por El Bierzo y Galicia puede dar buena cuenta de ello. Seguro que se puede sentir identificado en cualquiera de estas cinco sensaciones…
Perplejidad: El Asombro del Primer Paso
El Camino de Santiago Francés de Galicia no se revela de inmediato. Al cruzar Vega de Valcarce, bajo la sombra del Castillo de Sarracín, el peregrino se detiene. ¿Cómo es posible que estas piedras milenarias, testigos mudos de siglos de historias, sigan en pie? Las pallozas de O Cebreiro, redondas y primitivas, emergen entre la niebla como un eco del pasado. El viajero mira alrededor, confundido: ¿está en el siglo XXI o en un cuento medieval? La leyenda del Santo Grial, que se dice apareció aquí, añade un velo de misterio. El corazón late más rápido. El Camino ya ha comenzado su hechizo.
Curiosidad: El Deseo de Saber Más
En Triacastela, donde convergen tres rutas, el peregrino siente el impulso de explorar. ¿Qué secretos guardan estos muros? Las calles de Samos, adoquinadas y serenas, llevan hasta el monasterio benedictino, donde los manuscritos antiguos susurran historias de monjes y peregrinos. En Sarria, la pregunta es inevitable: ¿cuántas generaciones han caminado por estas mismas piedras, buscando respuestas? Cada pueblo es un capítulo por descubrir, cada encuentro con los lugareños, una lección de vida. El Camino alimenta la sed de conocimiento, y el viajero avanza, ávido de más.
Gratitud: El Regalo de la Hospitalidad
En Portomarín, donde el río Miño refleja el cielo, el peregrino comprende el verdadero significado de la generosidad. Los vecinos comparten su pan, su queso de Arzúa, su pulpo de Melide. En Palas de Rei, una anciana señala el camino con una sonrisa; en Trabadelo, un cura abre las puertas de la iglesia para mostrar la talla venerada de la Virgen. El Camino no es solo un trayecto físico, sino un intercambio de almas. El viajero agradece cada gesto, cada techo bajo el que descansa, cada palabra que le devuelve la fe en la humanidad.
Júbilo: La Alegría del Encuentro
Llegar a Santiago no es el final, sino la culminación de una fiesta que comenzó en Monterroso, con sus colinas verdes, y en Paradela, con sus paisajes de ensueño. En la plaza del Obradoiro, el peregrino levanta los brazos, rodeado de compañeros de ruta convertidos en familia. Las risas, los abrazos, las lágrimas de felicidad. El Camino ha cumplido su promesa: aquí, en este instante, todo tiene sentido. El corazón estalla en júbilo, porque el viaje no termina, sino que se transforma en memoria y celebración.
Consternación: El Peso de la Despedida
Pero luego, cuando las mochilas se guardan y las botas se secan, llega la melancolía. ¿Cómo volver a la vida ordinaria después de haber vivido tanto? Las calles de O Pino, silenciosas y eternas, parecen preguntar: «¿Cuándo volverás?» El peregrino mira atrás, consternado por la belleza efímera de la experiencia. El Camino no se olvida; se lleva dentro, como una cicatriz dulce. Y en ese dolor hay una verdad: algún día, habrá que regresar.
Epílogo: El Alma del Camino
El Bierzo y Galicia, con sus 15 pueblos de cuento, no es solo un destino. Es un espejo que refleja las emociones más puras del ser humano. Aquí, entre viñedos, castillos y mesas compartidas, el peregrino descubre que el verdadero viaje no es hacia Compostela, sino hacia sí mismo.
¿Listo para caminar?
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Nace un proyecto histórico. Un proyecto que queremos contarte despacio, para que cale bien hondo y no olvides nunca. De entre el extensísimo Camino de Santiago Francés, que recorre todo el norte de España, queremos contarte una experiencia única, diferente. Queremos que descubras el Camino de Santiago Francés de Galicia. La Mancomunidad de Pueblos Gallegos del Camino Francés, en alianza con cuatro ayuntamientos de la provincia de León, quieren crear un relato unificado que te sobrecoja y te enamore. Un relato que hable de la naturaleza, de los paisajes, de la gastronomía, su patrimonio… de sus gentes. El Camino de Santiago Francés de Galicia condensa todo lo que un peregrino espera encontrar en su itinerario a través de 15 pueblos que viven y sienten este camino, esperando al viajero cansado con los brazos abiertos… Permanece atento, porque esta historia que te contamos, dará mucho que hablar…
Más información: www.caminofrances.org