Desde los restaurantes del castizo barrio de los Austrias hasta el elegante barrio de Salamanca, pasando por emblemáticos museos como El Prado o el Reina Sofía, Madrid encandila a cada viajero que la camina y se impregna de su cultura e historia. Y cuando el descanso se hace necesario, el corazón de la ciudad se reserva un rincón que guarda entre sus muros la auténtica esencia castiza, para continuar ofreciendo ‘Más Madrid’ en los momentos de relax.
Hotel Mayorazgo se alza en pleno centro de Madrid –calle Flor Baja, semiesquina con Gran Vía- dispuesto a no dejar indiferente a nadie. Se trata de un establecimiento temático con continuos guiños a la cultura madrileña y a sus tradiciones, que esconde tesoros genuinos entre los que se encuentran una armadura castellana del siglo XVI o una barquillera de 1890. Los cinco sentidos del viajero percibirán Madrid en cada uno de sus rincones, observando su decoración y la tematización de sus espacios, respirando ‘Aire de Madrid’ –una esencia ideada en exclusiva cuyo componente principal es el ámbar-, escuchando las canciones de su hilo musical -con letras que se inspiran en Madrid o la mencionan-, o degustando una oferta gastronómica que siempre contempla productos madrileños en sus platos y términos castizos en su denominación.
Sus 200 habitaciones están tematizadas –todas ellas pintadas a mano- tomando como hilo conductor emblemáticos topónimos madrileños como El Retiro, la movida madrileña, las modistillas, las violetas, el sereno ¡y hasta el bocadillo de calamares! Sus áreas comunes, además, también están ambientadas en consonancia y esconden detalles que a cada paso recuerdan al huésped la ciudad que le acoge.
Lo mismo sucede con sus salones –Moncloa, Princesa, Callao, Cibeles y Alcalá-, aptos para ser el escenario de reuniones del segmento MICE, celebraciones privadas o bodas, evento cuya ceremonia es habitual llevar a cabo en su terraza, un espacio recientemente remodelado que invita a refrescarse mientras se disfruta de buena música y una selección de cócteles sorprendentes, con creaciones propias y muy madrileñas, como el Violetas, el más castizo de la ciudad.
Su oferta de restauración se divide entre el Bar Retiro, que ofrece música de piano en directo todas las tardes e incluye tapas tradicionales, cerveza madrileña, vermú de grifo o licor de madroño y su desayunador y buffet La Pradera, un amplio espacio con opciones que satisfarán los paladares más exigentes. Además, su Restaurante GastroVía 61, se ha convertido en un comedor íntimo para auténticos Gastrolovers que quieren darse un capricho porque sí. Una opción culinaria asequible con una cocina con personalidad, obra de un equipo encabezado por su experimentado Chef Miguel A. Ruiz, que ha diseñado unos platos a los que acompaña un glosario castizo ideado para la ocasión.
La ‘Familia Mayorazgo’ es el ingrediente secreto de todo el engranaje: un grupo de personas que concibe el trabajo como una oportunidad para hacer disfrutar al viajero mientras se disfruta trabajando. El servicio, siempre amable y dispuesto a que el huésped exprima al máximo su estancia, procurará que se sienta como en casa, aconsejándole en todo momento y proporcionando información sobre espectáculos, citas deportivas o eventos de cualquier tipo que centren la agenda cultural madrileña.
Un hotel diseñado para disfrutar de la capital de manera única y especial incluso antes de cruzar su puerta, con una fachada que luce un espectacular mantón de Manila que invita siempre a querer ‘Más Madrid’, un claim que sintetiza, según su Director, Manuel Á. Ruiz, “la intensidad de un latido con personalidad única que no deja de insuflar aire nuevo a Madrid, a su Gran Vía”.