No hay apetito que no se calme en León. Una ciudad con carácter propio, arte a raudales, historia en cada calle y una oferta gastronómica que te hará recordar este destino por sus sabores. Si hay un lugar donde tapear es un arte, ese es León, un verdadero collage de elementos con los que tendrás claro que León, siempre es un acierto: arquitectura de ensueño, paisajes únicos, gente hospitalaria y una despensa de lujo. Un destino donde comer también es tradición, con un magnífico recetario tradicional y expertos culinarios que hacen realidad cada bocado.
En cada piedra una huella del pasado, en cada calle un recuerdo de la historia y en cada esquina un aroma diferente, y es que, León también se recuerda por sus sabores. Un día en león no está completo si después de descubrir sus museos, monumentos y lugares emblemáticos, no se le pone el broche de oro a la jornada con un momento dedicado a su gastronomía tradicional.
En León hay donde elegir, calles llenas de tascas, bares y cervecerías que atraen con sus exquisitos olores, e incluso palacios que abren sus puertas para ofrecer al visitante un rincón íntimo y sosegado donde la protagonista sea la gastronomía. León es un anfitrión de primera.
Platos como el Cocido Maragato, la Olla Berciana, el Lechazo Asado, las Ancas de rana a la baezana, Picadillo y varias preparaciones con trucha, como la sopa y la trucha frita, alcanzan el súmmum de la delicia sin pasar por alto su gran tradición de embutidos. Cecina, morcilla, chorizo, jamón, lomo, así como Botillo del Bierzo, son algunas de las delicias que se pueden disfrutar en medio de siglos de historia. Todo ello maridado con exquisitos vinos de León, una tierra que guarda el sello de dos Denominaciones de Origen, D.O. León y D.O. Bierzo, lo que ofrece una cuidada selección de vinos para todos los gustos.
Pero, si hablamos de una tradición gastronómica, la más arraigada de todas es el ‘salir de tapas’. Esta costumbre tiene una larga historia y numerosas recetas, pensadas para satisfacer el apetito de cualquier visitante. León es para recorrerlo bocado a bocado, y no hay nada mejor que comenzar por el Barrio Húmedo y el Barrio Romántico, muy cerca de la Plaza Mayor. Cada local tiene su preparación típica, lo que permite descubrir una gran variedad de texturas y sabores.
Visitar León es, en definitiva, disfrutar de una gastronomía en la que confluyen los mejores productos de la tierra, el recetario tradicional, las nuevas vanguardias culinarias y las hábiles manos que día a día se encargan de hacer realidad cada bocado. Comerse León es disfrutar de unas estupendas tapas en cualquier rincón de la ciudad, es compartir un buen vino y es, también, degustar todo el sabor que surge de sus espléndidos fogones.
No debemos olvidar recorrer los tradicionales mercados como el de la Plaza Mayor, donde se celebra uno de origen medieval, o el Mercado del Conde con sus puestos variados, mostrando la esencia más arraigada del producto tradicional, con el Palacio Conde Luna como espectador de tan insigne despensa.
León, sin duda, es un capricho para el paladar.
Debe estar conectado para enviar un comentario.