Aranda de Duero, una tierra inigualable para conocer en tan solo un día, con cientos de propuestas de las que disfrutar. Disponer de poco tiempo no es excusa para realizar una escapada a este fantástico destino y andar por las huellas de su pasado descubriéndolo en tan solo seis paradas obligatorias.
El viaje comienza en la Plaza Mayor. Rodeada de bares, de tiendas y de comercios de toda la vida, esta primera parada es perfecta para disfrutar del centro de Aranda. Según un plano rescatado de 1503 (custodiado en el Archivo General de Simancas) el casco histórico se conserva tal y como era en la Edad Media, manteniendo la misma trama urbana desde hace cientos de años. Espacio y tiempo se ponen a disposición del viajero, que va y viene entre las diferentes etapas de la historia.
El esplendor de la iglesia Santa María la Real afianza el recorrido. Un monumento para inmortalizar a través de una cámara y redescubrir poco a poco su espléndido estilo gótico. Bella por dentro y por fuera, ya estaba en construcción en 1439 y alberga un patrimonio espectacular. La pila bautismal del siglo XIII en la que fue bautizado en el siglo XVI don Bernardo Sandoval y Rojas, arandino ilustre, Consejero de Estado, Inquisidor General del Reino y mecenas de Cervantes, el púlpito plateresco o el retablo romanista son algunos ejemplos de ello.
Disfrutar de los aires rurales del entorno en el Puente Romano, también conocido como Puente de las Tenerías, se presenta como la tercera parada. En él el viajero se vuelve a trasladar en el tiempo junto a una preciosa imagen panorámica del río Duero. Un escenario adentrado en los colores de la naturaleza, parada indispensable que forma parte de ‘La senda del Duero’, donde existe una extensa propuesta de actividades al aire libre.
Sin duda, es imposible continuar la aventura sin hablar de gastronomía. La excelencia de las materias primas del territorio son el sentido y la esencia de la cocina arandina, con sabores auténticos elaborados con pasión. El mejor lechazo del mundo está en Aranda de Duero. La próxima parada del viaje no puede ser otra que saborear las elaboraciones de los tradicionales asadores de la localidad, donde los mejores maestros asadores proponen infinitas propuestas culinarias que deleitan a sus visitantes. Descubrir los matices de esta arraigada cocina, que respeta la tradición transmitida de generación en generación está asegurado en las XVIII edición de las Jornadas del Lechazo Asado de Aranda de Duero. Una cita única en el año, que tiene lugar durante el mes de junio, en la que nueve asadores preparan un menú especial que deja al descubierto todo este conocimiento.
Este año, el evento estrena página web www.lechazo.es. Además, los organizadores e integrantes sorprenden con una nueva iniciativa que consiste en un sorteo para dos personas que incluye la degustación de 2 menús gastronómicos, 1 botella Magnum Ribera del Duero, una visita al museo Ribiértete y otra visita a las bodegas subterráneas que se esconden bajo el subsuelo de Aranda de Duero, parte de su historia y sus raíces. Tan sólo hay que entrar en la nueva plataforma que han diseñado y rellenar unos datos muy sencillos. Este simple gesto hará que cualquier viajero que se precie viva una auténtica experiencia gastronómica en Aranda de Duero, la capital del lechazo asado, que tendrá lugar de forma trimestral. ¿Te atreves a intentarlo?
El día continúa, y es momento de una de las paradas más especiales: las bodegas subterráneas de Aranda. Siete kilómetros de bodegas medievales que recorren todo el casco histórico de la ciudad. Un total de 300 bodegas que han sido declaradas Bien de Interés Cultural den 2015, conformando la ciudad subterránea. Éstas han sido construidas desde el siglo XII hasta el XVIII y fueron ideadas para el reposo y la maduración del vino por las condiciones ideales de temperatura y humedad que guardan. Un lugar mágico, donde el viajero, acompañado por el silencio y el olor del vino, se deja llevar a través de los pasadizos del subsuelo de la ciudad a la vez que desmenuza todos los secretos del tratamiento del vino a lo largo de la historia.
Terminamos el viaje con una copa de vino en la mano. Aranda de Duero también es capital de la Ribera del Duero, y se define como uno de los principales destinos enoturísticos. Bodegas, enotecas, restaurantes, spas… son sólo algunos de los sitios con experiencias enogastronómicas a la altura de los paladares más exigentes.
Ponemos el punto y final a las seis paradas obligatorias para descubrir Aranda de Duero, capital del lechazo y del vino, en un solo día. Seis lugares repletos de tradición que se combinan con el carácter dinámico de esta jovial localidad, perfecta para descubrir a través de cada uno de los sentidos. Pero sus posibilidades no acaban aquí, los recursos de la comarca son interminables. ¿El secreto? Volver a Aranda olvidándose del reloj en puentes, fines de semana, vacaciones, etc.