A tres semanas vista del Día de los Enamorados, ¿con qué obsequiar a la persona amada? Un regalo ‘material’ como resulta ser lo habitual… ¿o sorprenderla con uno experiencial? Una romántica escapada a un lugar especial; que permita relajados paseos por la naturaleza inhalando la más pura esencia mediterránea; que proponga un emocional viaje al pasado a través de joyas patrimoniales; que deleite al paladar con exquisita gastronomía y productos de proximidad; que enamore con las más románticas puestas de sol desde una majestuosa bahía… ¿Y si además tiene nombre de flor? Por San Valentín, en lugar de regalar rosas… ¡regalar Roses!
Al norte de la Costa Brava catalana, agazapada en una majestuosa bahía –integrada, además, en la Asociación de bahías más bellas del mundo, como la de San Francisco– Roses destila el mismo aroma romántico que propone su propio nombre de flor. Y en una fecha tan especial como el Día de los Enamorados, anima las parejas a disfrutar de sus muchos encantos en una romántica escapada; de esas que jamás se olvidan.
Por la mañana, para empezar, nada mejor que disfrutar de la naturaleza con un relajante paseo por sus Caminos de Ronda que serpentean la recortada Costa Brava permitiendo descubrir recónditas y solitarias calas, como Murtra, Pelosa, Rustella, Joncols… O practicar senderismo en el Parque Natural de Cap de Creus, al encuentro de su magnético y cinematográfico faro: el mismo donde Kirk Douglas y Yul Brynner rodaron hace medio siglo la película ‘La luz del fin del mundo’…
Tras ese ejercicio matinal que –a buen seguro– habrá abierto el apetito, a mediodía nada mejor que sentarse a la mesa para degustar la sabrosa gastronomía rosense. Y ahora que es temporada, ¿qué tal unos deliciosos erizos de mar? O un reconfortante Suquet de peix, el plato estrella de la localidad; un antiguo y sencillo guiso de pescadores reconvertido hoy día en excelso manjar. Todo ello, perfectamente maridado con los excelentes vinos de la D.O. Empordà, en la que Roses está integrada.
Por la tarde, un poco de cultura viajando al pasado a través de dos joyas patrimoniales: la Ciutadella, que alberga restos arqueológicos de las culturas griega y romana, además de medievales; o el Castillo de la Trinitat, un fortín de artillería del siglo XVI que sorprende por su recreación didáctica en imágenes 3D.
Y como antesala de la más romántica velada, un paseo al atardecer por esa bahía infinita desde la que inhalar la más pura esencia del Mediterráneo admirando el mágico espectáculo natural de la puesta de sol abrazados a la persona amada.
Un San Valentin inolvidable… ¡En Roses!
Más Información: http://ca.visit.roses.cat