Bautizo de pilotaje en avioneta, lanzarse en paracaídas o volar en un ‘túnel de viento’ atractivas experiencias para una escapada distinta a esta localidad de la Costa Brava
De Roses… ¡al cielo! Y si la primavera la sangre altera, nada mejor que un buen chute de adrenalina dejando de tener los pies en tierra para vivir intensas emociones. A tan solo 8 kilómetros la localidad gerundense, en Empuriabrava, aguarda al visitante más atrevido la llamada ‘Tierra del Cielo’, un centro experiencial con propuestas para todos los gustos, desde vertiginosas caídas libres en paracaídas a vuelos de iniciación en avioneta pasando por desafiar a la gravedad en un ‘túnel de viento’. Y una vez liberadas las tensiones, nada mejor que un relajado paseo por la majestuosa bahía rosense, un viaje al pasado por su Ciudadela… y un capricho gastronómico para satisfacer al paladar, como el Suquet de Peix.
Por tierra, mar… ¡y aire! Roses es un destino ideal para disfrutar durante todo el año y desde cualquier perspectiva. ¡Y también en primavera! Haciendo senderismo por sus Caminos de Ronda, que zigzaguean por la recordada Costa Brava pasando por calas recónditas. Disfrutando de deportes náuticos como vela, windsurf, kitesurf, paddel surf, remo, kayac o submarinismo, desde su puerto náutico. Y por aire, con vuelos y saltos.
Apenas 8 kilómetros antes de llegar a la localidad rosense se encuentra Skydive Empuriabrava, un referente en el mundo del paracaidismo no en vano ha sido sede de campeonatos europeos y mundiales de la especialidad. Pero no solo a nivel profesional sino también lúdico, para todo aquel que no tenga miedo a volar… ¡o quiera quitárselo! Tres décadas de experiencia, un gran equipo de profesionales y más de 2 millones de saltos realizados son su mejor aval.
El salto tándem es una de sus especialidades. Subir en avioneta hasta unos 4.000 metros y lanzarse al vacío en caída libre hasta que el monitor abre el paracaídas, a unos 1.500 metros del suelo, puede ser una experiencia inolvidable. Unos cinco minutos que a veces se hacen eternos, disfrutando de las mejores vistas de la bahía de Roses y Cabo de Creus. Otra opción son los ‘bautizos de pilotaje’, vuelos de iniciación en avioneta que permiten disfrutar del cielo de forma más relajada, sobrevolando el Empordà.
Y como no hay dos sin tres, una tercera experiencia aérea no menos tentadora: volar en un ‘túnel del viento’. Windoor Real Fly, también en Empuriabrava, ofrece desde hace más de 7 años esta actividad lúdica, apta desde 4 a 99 años. Consiste en un túnel vertical con cuatro turbinas que generan un flujo continuo de aire regulable para recrear la sensación de caída libre. La experiencia, de hora y media, comienza con una pequeña clase teórica y, posteriormente, se hacen dos entradas en el túnel. La primera, para que el practicante se familiarice con volar por sí mismo; y la segunda, realizando una pequeña acrobacia: un twister. Eso sí, siempre con un instructor a su lado.
Además, a partir de Semana Santa Windoor Real Fly ofrecerá la posibilidad de practicar también surf en el simulador flowrider que la propia empresa abre cada año, de primavera a septiembre, en su beach club, el Windoor Wave Club.
Con la adrenalina del cuerpo descargada, nada mejor que volver a Roses para seguir disfrutando de esta escapada primaveral de forma más sosegada. Un relajado paseo por su majestuosa bahía, una de las más bellas del mundo. Sumergirse en otro metafórico ‘túnel del tiempo’, el de su Ciudadela, que recoge las huellas arqueológicas de más de 25 siglos de historia (griega, romana, medieval…). Brujulear con el Castillo de la Trinitat, fortín de artillería del siglo XVI. Adentrarse en sus Caminos de Ronda, que conducen hasta el Parque Natural del Cabo de Creus. Y como guinda culinaria, sentarse a la mesa para degustar la sabrosa gastronomía rosense en la que reina un guiso de pescadores: el Suquet de Peix.
Más información en: http://ca.visit.roses.cat/, www.skidiveempuriabrava.com y www.windoor-realfly.com