Valladolid es una tierra de contrastes donde se puede disfrutar de inolvidables puestas de sol y espectaculares cielos estrellados. Es una provincia de inmensas llanuras regadas por el Duero y el Pisuerga, coronadas por imponentes castillos. De un rico patrimonio histórico y cultural y de tradiciones ancestrales como la Semana Santa, declarada de Interés Turístico Internacional. Y, ante todo, Valladolid es sinónimo de vino.
El vino forma parte del ADN de la provincia. Modela su paisaje, con más de 22.000 hectáreas de viñedo e innumerables bodegas, y aporta un valor añadido al resto de su producto turístico. Valladolid es la única región española que cuenta con cinco Denominaciones de Origen –Rueda, Ribera del Duero, Cigales, Toro y Vinos de la Tierra de León– y tres Rutas del Vino certificadas: Cigales, Ribera del Duero y Rueda, quienes ofrecen durante todo el año una amplia oferta de actividades para el visitante con el vino como hilo conductor.
Valladolid es familia. Los más pequeños se encontrarán como en casa con los divertidos y didácticos contenidos multimedia del Museo Provincial del Vino, en Peñafiel, y con las visitas teatralizadas y recreaciones históricas de sus múltiples bodegas. O podrán adentrarse en el fascinante mundo del vino practicando la vendimia en familia o realizando catas sin alcohol.
Valladolid es amor. El que desprenden sus gentes y el que se puede disfrutar en pareja en una cena romántica entre viñedos. En un paseo a la luz de la luna por los acogedores pueblos de la región o por las Riberas de Castronuño-Vega del Duero. En un baño en sus relajantes spas y balnearios.
Valladolid es amistad. Visitar bodegas, ver quién cata mejor los vinos, vendimiar, montar en globo, realizar rutas a caballo o piragüismo. Miles de experiencias enoturísticas esperan al visitante de Valladolid y no hay nada mejor que hacerlas en compañía de amigos.
Valladolid es cercanía. Gracias a ‘El tren del vino’, que circula entre Madrid y la capital de la provincia, a partir del próximo 23 de febrero el viajero podrá vivir en solo un día una jornada llena de sensaciones: la emoción de un trayecto teatralizado sobre raíles, la experiencia de visitar, catar y comer en una bodega y el placer de recorrer los campos castellanos.
Todo esto y mucho más es Valladolid. Tierra que huele y sabe a vino. Tierra que, a través de sus tres Rutas del Vino certificadas, ofrece al viajero una experiencia inolvidable que, sin duda, hay que descubrir.