Las fiestas son unos de los símbolos más claros de la identidad de Xàtiva. Con un legado cultural, rico y diverso, constituyen uno de los principales atractivos de la ciudad. La Fira de Xàtiva, que se celebra desde el año 1250; la procesión del Corpus, una de las más antiguas de la Comunidad Valenciana; el Festival Internacional Nits Al Castell, la Semana Santa o las Fallas llenan de actividad el calendario setabense.
Asimismo, Xàtiva es una ciudad para sentir la historia. Sede episcopal en la época visigótica, vivió una etapa de esplendor cultural durante la dominación musulmana. Posteriormente, tras la conquista cristiana, fue la segunda ciudad del Reino de Valencia y cuna de renombrados personajes; la familia Borja, que dio dos papas, o el pintor Josep de Ribera, El Espagnoletto. También fue baluarte de los Austrias en la Guerra de Sucesión española.
Sin embargo la ciudad valenciana también es cuna de sabores. La impronta de la cultura árabe y las tradiciones culinarias de la zona se combinan en Xàtiva y dan como resultado un exquisito menú con innumerables matices para el gusto. Como no podría ser de otra forma, el arroz es el principal protagonista en la mayoría de los platos e interviene en múltiples recetas, como ‘Cassola d’arròz al forn’ o el ‘Arròs amb fesols i naps’ (arroz con alubias y nabos), sin olvidar la famosa paella que en Xàtiva se cocina con abundante carne, legumbres y verduras.
El arroz al horno es fruto de la historia de la ciudad y de los condicionantes geoeconómicos de estas tierras. Esto ha hecho que, dependiendo de la zona, puedan encontrarse pequeñas diferencias en la manera de cocinarlo. Si se pudiera viajar en el tiempo se podría disfrutar de uno de los escenarios más típicos de este plato tan tradicional: el ir y venir de las mujeres, cargadas con las cazuelas de barro dirigiéndose al horno moruno de leña. De estos paseos recibe el sobrenombre de Arròs passejat (arroz paseado). Posiblemente es durante el siglo XVIII cuando el arroz se comienza a elaborar tal y como lo conocemos hoy (garbanzos, morcilla de cebolla, ajos, costillas, morro y pata de cerdo), aunque dependiendo de la época del año se puede encontrar una versión más ligera con patata y tomate.
Los ajos tiernos son un producto autóctono, dueños de la huerta de Xàtiva, que se encuentran en proceso para conseguir la denominación de origen. Se trata de los ajos que se han recolectado antes de madurar, de modo que aportan un sabor más suave y delicado a las recetas. Pueden consumirse durante todo el año, pero es en marzo cuando los ajos tiernos (también llamados ajetes) empiezan a encontrar su mejor momento para el consumo. Y es que, aunque simplemente cocinados a la plancha resultan deliciosos, también pueden formar parte platos muy variados.
Este año se celebra la tercera edición de ‘FirAll’, Feria del Ajo Tierno de Xàtiva, que tendrá lugar entre el 21 y el 25 de febrero, en la que se pretende poner en valor este cultivo histórico de la ciudad.
Los dulces son los mejores ejemplos de la tradición gastronómica. La Almoixàvena, de origen árabe, es un postre de pasta quebrada elaborado con aceite, harina, huevos, manteca de cerdo, azúcar y canela. También destaca el Arnadí, originario de Xàtiva, que ha ido pasando de generación en generación. Es un exquisito dulce que se cocina en dos variedades, con calabaza o con boniato, en ambos casos acompañados de azúcar y almendra molida, y que constituye uno de los postres básicos y tradicionales durante la Semana Santa.
Otro dulce típico son Les Taronges de Xàtiva, preparados con queso sin sal, huevos, harina y levadura. En periodo invernal, son típicos los pasteles de moniato y los turrones. También destaca el Torró de gat, durante la fiesta de las Catalinetas en noviembre, así como las Fogasses de carabassa en la festividad de Todos los Santos.
La Coca en Llanda, es otros de los dulces que forman esta extensa, rica y variada gastronomía.